Hermanos, no sean niños en su modo de pensar. Sean niños en cuanto a la malicia, pero adultos en su modo de pensar.1 Corintios 14:20.
Lectura: 1 Corintios
14: 1-25. Versículo del día: 1 Corintios
14:20.
MEDITACIÓN DIARIA
El apóstol Pablo
hablándonos sobre los dones de profecía y de lengua, nos hace ver que es
indispensable ser sabios para ejercerlos porque podemos en vez de edificar,
derrumbar. Y a raíz de lo mismo, nos
exhorta a no ser niños en el modo de pensar; a actuar correctamente como
personas ya maduras, lo que debemos tener en cuenta en múltiples
situaciones.
No podemos obrar como niños
cuando sabemos que ya no lo somos. Una
mujer u hombre de cuarenta años, no puede tener actuaciones de un adolescente
porque en vez de exaltarlo, lo va a poner en ridículo. Si no está bien visto en
la vida común y corriente, tampoco lo estará en la vida cristiana. Siempre tenemos que ir de acuerdo con lo que
ya hemos aprendido y con lo que el mismo tiempo se encarga de enseñarnos. En mis primeros pasos por el cristianismo me
graficaron una mano donde empezando por el dedo meñique se decía que la Palabra
de Dios es para: oírla, leerla, estudiarla, memorizarla y meditarla; con el fin
(ya todo esto en la palma de la mano), de ponerla en practica. Esta es la manera de alimentarnos y de llegar
a la adultez espiritual.
Bien dice Pablo que
seamos niños en la malicia. La persona
adulta maquina el mal en su mente mientras que un niño obra inocentemente; por
eso el Señor dijo que el reino de los cielos es de los que son como niños
(Mateo 19:14). El desarrollo cristiano
poco a poco va permitiéndonos crecer y llegar a la adultez para actuar
sensatamente. Dejemos que el Señor
crezca en nuestras vidas, mientras nosotros vamos menguando. “El que me ama,
obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él”
(Juan 14:23).
Amado Señor: Permite que
cada día crezcamos en madurez espiritual y que sepamos discernir completamente
el mal de modo que no le demos cabida a la malicia en nuestra mente. También enséñanos
a comportarnos como hombres y mujeres fuertes, valientes y con criterios
definidos para enfrentarnos al adversario y no dejarnos incitar por el mal.
Un abrazo y
bendiciones.
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