sábado, 17 de mayo de 2014

El fruto da gozo al sembrador y al segador




Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento.  Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino sólo Dios, quien es el que hace crecer. 
1 Corintios 3:6-7.


Lectura: 1 Corintios 3:1-15.  Versículos del día: 1 Corintios 3:6-7.

MEDITACIÓN DIARIA

Considero que las iglesias se caracterizan porque unas siembran y otras cosechan.  También en regla general, se da el caso de ser al tiempo, lo uno y lo otro; porque mientras se está sembrando, otros ya van más adelantados segando.  Dios va haciendo en cada persona la obra y no importa quién haya sembrado en nosotros la semilla del evangelio; lo importante es seguir, así sean otros los que recojan el fruto.  Todos pasamos por la siembra y la cosecha y nadie tiene por qué sentirse menospreciado ni celoso de la obra de Dios, si al fin de cuentas como nos lo dice el versículo: Dios es quien nos hace crecer.
A nuestro buen Labrador lo que le interesa es que mientras se esté sembrando, la cizaña no vaya a arruinar la cosecha; por eso, más bien, en vez de estar pendiente de los segadores, cuidemos la semilla para que no se vaya a contaminar y pueda crecer abundantemente con mucho fruto para recoger.
“Ahora tanto el sembrador como el segador se alegran juntos” (Juan 4:36). Lo importante es que cada uno lo ha hecho son el fin de recoger fruto para la vida eterna y esto es lo que vale.

Amado Señor: Muchas gracias por permitirnos unas veces ser sembradores de tu Palabra y otras segadores.  Gracias porque Tú estás interesado no solamente en la semilla regada sino en el fruto abundante, limpio, sano y fresco de las cosechas recogidas.

Un abrazo y bendiciones.

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