Pues aunque haya los así llamados dioses, ya sea en el cielo o en la tierra (y por cierto que hay muchos «dioses» y muchos «señores»), para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.1 Corintios 8:5-6.
Lectura: 1 Corintios
8:1-13. Versículos del día: 1 Corintios 8:5-6.
MEDITACIÓN DIARIA
La idolatría es uno de
los pecados que más ofende a Dios y sin embargo, si hay algo que abunde, son
dioses. El hombre se crea dioses porque
sí y porque sá. Los mismos rituales llevan a hacer de un muñeco de cerámica o
de un crucifijo de oro, plata, madera, bronce, etc. un ídolo (Salmo 115:4-8).
Si en la iglesia católica, dicen que tal persona ya es ‘santa’, se convierte en
ídolo no solo la persona, sino su pueblo natal, su casa, el camino por el que
cruzó, su ropa, objetos personales, etc., y alrededor de esto se teje un mercado persa. Simplemente todo se convierte en idolatría “y
por cierto que hay muchos «dioses»”.
Ahora no pensemos que
únicamente las imágenes son objeto de este pecado; todo lo que esté por encima
del nombre de Dios, se transforma en idolatría.
Para muchos, su ‘dios’ es su trabajo, sus padres, su cónyuge, su hijo,
su auto, su casa, etc., etc. Cuando el maestro de la ley le preguntó al Señor
por el mandamiento más importante, le ratificó lo escrito en Deuteronomio 6:4-5:
“—El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor
—contestó Jesús—. Ama al Señor tu Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas” (Marcos 12:29-30).
Así que no hay vuelta
de hoja: o es nuestro Dios verdadero, o no lo es. Y si lo es, tenemos que
amarlo de tal manera que siempre sea el primero.
Amado Señor: Gracias
por haber tenido la oportunidad de conocerte y amarte como mereces. Te damos
toda la honra, gloria y adoración porque solamente tú eres digno de
recibirla. Permite que en nuestro corazón
no exista ningún otro ídolo que nos desvíe los ojos de ti.
Un abrazo y
bendiciones.
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