Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron.Mateo 2:18 (RRVR1960).
Lectura: Mateo 2:13-18. Versículo del día: Mateo 2:18.
MEDITACIÓN DIARIA
Los niños siempre se convierten
en el objetivo principal de Satanás. No
creamos que porque ahorita no vemos un presidente, dictador o rey que los mande
matar a todos, así como sucedió cuando
nació Jesús, estamos exentos de esos crímenes. No es sino que miremos los
noticieros y pareciera que se ha venido la espada mortal contra todos los
niños. Satán sabe que son tan
vulnerables como indefensos y no se escatima en meter el hombro para acabar con
ellos. Él sabe muy bien que el reino de los cielos les pertenece y eso lo
enfurece. Jesús dijo: “Dejen que los
niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes
son como ellos” (Marcos 10:14).
Lo que no saben los que se
ensañan con ellos es todo lo que les puede venir encima. El Señor también les advirtió: “Pero si alguien
hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le
colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del
mar” (Mateo 18:6); “Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños. Porque
les digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de
mi Padre celestial” (Mateo 18:11). Si
creemos que los niños están solos y se puede hacer con ellos lo que bien
parezca, muy equivocados estamos. El Señor está velando por ellos y manda a sus
ángeles a que los rodeen y todo lo que se haga en su contra tendrá un castigo.
Los niños ahora son víctimas de
maltrato, de violación, de cargas laborales, de menosprecio y de muchas otras
cosas que van en contra de su infancia. Aun dentro de hogares muy respetados o
cristianos, se les calla constantemente y no se les permite expresarse
suponiendo que lo que dicen, no vale o no tiene sentido. Los adultos son los que les dañan el corazón
antes de que ellos tengan uso de razón.
Cuidemos nuestros niños de las asechanzas
del diablo y pongámoslos en el lugar que les corresponde. Ellos son importantes para Dios y si el Señor
Jesucristo no los menospreció sino los exaltó, ¿por qué no lo hacemos también
de igual manera?
Amado Señor: Hoy pedimos por
nuestros niños de una manera especial.
Guárdalos de las zancadillas del maligno y permite que ellos encuentren
el camino abierto para llegar hasta tus brazos sin ningún impedimento.
Un abrazo y bendiciones.
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