sábado, 28 de diciembre de 2013

Los niños están al acecho del enemigo



Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron. 
Mateo 2:18 (RRVR1960).


Lectura: Mateo 2:13-18.  Versículo del día: Mateo 2:18.

MEDITACIÓN DIARIA

Los niños siempre se convierten en el objetivo principal de Satanás.  No creamos que porque ahorita no vemos un presidente, dictador o rey que los mande matar a todos, así  como sucedió cuando nació Jesús, estamos exentos de esos crímenes. No es sino que miremos los noticieros y pareciera que se ha venido la espada mortal contra todos los niños.  Satán sabe que son tan vulnerables como indefensos y no se escatima en meter el hombro para acabar con ellos. Él sabe muy bien que el reino de los cielos les pertenece y eso lo enfurece.  Jesús dijo: “Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos” (Marcos 10:14).  
Lo que no saben los que se ensañan con ellos es todo lo que les puede venir encima.  El Señor también les advirtió: “Pero si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar” (Mateo 18:6); “Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños. Porque les digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial” (Mateo 18:11).  Si creemos que los niños están solos y se puede hacer con ellos lo que bien parezca, muy equivocados estamos. El Señor está velando por ellos y manda a sus ángeles a que los rodeen y todo lo que se haga en su contra tendrá un castigo.
Los niños ahora son víctimas de maltrato, de violación, de cargas laborales, de menosprecio y de muchas otras cosas que van en contra de su infancia. Aun dentro de hogares muy respetados o cristianos, se les calla constantemente y no se les permite expresarse suponiendo que lo que dicen, no vale o no tiene sentido.  Los adultos son los que les dañan el corazón antes de que ellos tengan uso de razón.
Cuidemos nuestros niños de las asechanzas del diablo y pongámoslos en el lugar que les corresponde.  Ellos son importantes para Dios y si el Señor Jesucristo no los menospreció sino los exaltó, ¿por qué no lo hacemos también de igual manera?

Amado Señor: Hoy pedimos por nuestros niños de una manera especial.  Guárdalos de las zancadillas del maligno y permite que ellos encuentren el camino abierto para llegar hasta tus brazos sin ningún impedimento.

Un abrazo y bendiciones.

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