jueves, 5 de diciembre de 2013

Es hora de escuchar su voz



Si ustedes oyen hoy su voz,  no endurezcan el corazón 
Salmo 95:7b-8a.


Lectura: Salmo 95:1-11.  Versículos del día: Salmo 95:7b-8a.

MEDITACIÓN DIARIA

Los tiempos cada día se vuelven más difíciles.  La violencia arremete por cada esquina, fruto de la injusticia social y de la intolerancia. Tal como están las cosas, es indispensable que volteemos los ojos hacia Dios postrados ante Él, clamándole por bienestar y paz: “Vengan, postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado; ¡somos un rebaño bajo su cuidado!” (vv. 6-7 en la lectura).  ¿A quién más podemos ir pidiendo protección?  ¿A quién más podemos encomendar a los nuestros, si no es a nuestro Dios?  Nosotros somos su rebaño, y seguro Él nos cuidará.  No podemos dejar pasar el tiempo y junto con él todas las crueldades que trae consigo.  Ya hasta temor da salir a la calle al ver en los noticieros tanta maldad; pero como tampoco podemos quedarnos encerrados, tenemos que poner a funcionar nuestra fe y estar en constante clamor al Señor para que sus ángeles marchen alrededor nuestro, y el Señor nos cubra con su preciosa sangre.  “¿Quién se levantó a defenderme de los impíos? ¿Quién se puso de mi parte contra los malhechores?”;  “el Señor es mi protector, es mi Dios y la roca en que me refugio” (Salmo 94:16 y 22).
Por eso quien quiera que seas, si hoy oyes su voz, síguele.  No hay otra alternativa.  Si vivimos, para Él viviremos y si morimos, nos iremos pero con doble ganancia: juntamente con Él y a gozar de una vida eterna muy diferente de la terrenal. “Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:8b).    

Amado Dios: Gracias te damos porque somos tus hijos y nos cuidas sigilosamente de los malhechores que quieren atraparnos para arrebatarnos de tu rebaño.  Gracias porque tu protección no se hace esperar: desde el cielo nos brindas tu apoyo y extiendes tu mano para salvarnos, ¡muchas gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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