viernes, 27 de diciembre de 2013

Que tus ojos también vean la salvación




Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. 
Lucas 2:30-32.

Lectura: Lucas 2:21-40.  Versículos del día: Lucas 2:30-32.

MEDITACIÓN DIARIA

Simeón el hombre justo que estaba en el templo en el momento de la presentación del niño Jesús, reconoció en Jesús a su Salvador; lo vio, lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios porque sabía que había llegado no solamente la gloria para Israel, sino la luz para todas las naciones.  Ese era su deseo antes de morir (v. 29), y el Espíritu Santo le había revelado que no partiría sin antes ver al Cristo del Señor (v. 26).
Gracias al nacimiento de Jesús, nuestro Redentor, ahora todos los hombres pueden decir a Dios como Simeón si aceptan a Jesús como su Salvador: “puedes despedir a tu siervo en paz”. No pertenecemos al pueblo de Israel, pero somos gentiles y ante la negativa de Israel de aceptar a Jesús como el Mesías prometido, Pablo nos enseña: “Por tanto, quiero que sepan que esta salvación de Dios se ha enviado a los gentiles, y ellos sí escucharán” (Hechos 28:28).  Lo triste es que los gentiles tampoco quieren escuchar a Jesús como Salvador; y los que lo escuchan y aceptan poco desean comprometerse con Él. 
En general, todos celebramos, todos compartimos, comemos cenas abundantes porque se celebra la Navidad, pero en el fondo casi nadie sabe exactamente qué estamos aclamando porque el mundo ha envuelto en un comercio extravagante esta fecha tan importante. 
La mejor decisión que toda persona puede tomar antes de morir es aceptar a  Jesús en su vida como Salvador y Señor personal.  No es por tradición o porque los demás lo hacen, o porque ‘me toca’; es porque es el regalo de Dios prometido después de la caída de Adán y Eva en el Paraíso.  Es la única vía que tenemos para llegar al cielo; no hay otra.  No podemos pretender que a Dios lo vamos a comprar con rezos, con indulgencias, con buenas obras, con filosofías, ni religiones inclusive.  La relación con Jesús es íntima y personal; es un modo de vida en el que Él va actuando hasta completar su obra en cada uno de los que lo aceptan.
Sinceramente te digo con el corazón, que no tardes más en decirle que tome tu vida y que lo aceptas como Señor y Salvador.  Puede ser la última oportunidad que tengas antes de morir porque después de muertos ya nada se podrá hacer.  Vale lo que hagas ahorita, en cuerpo presente. Dicen que las oportunidades no hay que dejarlas pasar y esta es la mejor de ellas.  Tómala para ti y decídete por Aquel Niñito que nació humildemente y vino a entregar su vida para que tú gozaras del perdón de pecados y tuvieras la vida eterna.

Amado Señor: Gracias te doy por todas las personas que hoy rinden su corazón a ti.  Gracias por la obra que harás en cada uno de ellos y gracias porque con todos nos veremos en el cielo para adorarte y alabarte por toda la eternidad.

Un abrazo y bendiciones.

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