jueves, 26 de diciembre de 2013

Atentos a escuchar su voz



Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. 
Salmo 139:15.


Lectura: Salmo 139:1- 24.  Versículo del día: Salmo 139:15.

MEDITACIÓN DIARIA

La verdad es que aunque a veces leemos y releemos una porción de la Biblia, no concebimos lo que dice sino en el momento exacto en el que el Espíritu Santo nos revela su contenido. Hay que estar atentos a escuchar su voz.
Hoy fue de gran satisfacción para mí saber que el Señor desde el instante mismo de mi gestación, ya tenía presente mis huesos.  Y esto lo digo porque a raíz del dolor de mi pierna últimamente me he sentido muy menguada; pero gracias mi Señor porque ni siquiera uno solo de mis huesos se te salieron de las manos y ahora sé que al igual que los formaste también los puedes regenerar.
Sé que su Palabra no cambia y que día tras día se nos va revelando hasta llegar a comprender lo sobrenatural que Dios nos tiene preparado. “¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable.  Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil” (Isaías 40:28-29); su inteligencia sabe perfectamente lo que sucede con mi pierna y me fortalece; y  así como dice ahí mismo en Isaías 40 en el versículo 26: ese mismo Dios que ordena las estrellas y las cuenta una por una, es el Dios eterno creador de mi vida y si tiene en cuenta hasta la más pequeña de ellas porque son su creación al igual que yo, también me tendrá en cuenta y restaurará mis huesos completos sin faltar uno solo de ellos, porque:  “Sin embargo, como está escrito: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman»” (1 Corintios 2:9), yo lo amo e igualmente, estoy segura de su amor por mí.
Dispongamos el corazón para escuchar su dulce voz hablándonos muy quedamente con suavidad y ternura como solo Él lo sabe hacer; y entender que no estamos solos, que hay alguien que se preocupa por nosotros y es el Creador del universo. Universo en el cual nos encontramos tú y yo.  

Amado Señor: Gracias por entender tu Palabra y tener la certeza de que estás pendiente aún de lo más recóndito de nuestro ser. Gracias porque tu Palabra no cambia y está para vivificarnos y llenarnos de tu poder y fortaleza. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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