domingo, 1 de diciembre de 2013

Enséñanos a hacer tu voluntad



Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos.  
 Salmo 143:10.


Lectura: Salmo 143:1-12.  Versículo del día: Salmo 143:10.

MEDITACIÓN DIARIA

¡Cuánto nos cuesta hacer la voluntad de Dios!  No es fácil.  Muchas veces queremos hacer las cosas de acuerdo a como lo dice Dios y resultamos haciendo todo lo contrario.  El apóstol Pablo nos dice al respecto: “No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco”; “Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo.  De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero” (Romanos 7:15 y 18-19).  Reconoce Pablo que ante la naturaleza pecaminosa somos miserables pero también entiende que Jesucristo nos libra de todo este peso y exclama: “¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor!” (Romanos 7:25).
El hacer la voluntad de Dios requiere aprendizaje; y solamente la vamos alcanzando a medida que vamos entendiendo, creyendo y aceptando sus mandatos.  Mandatos que están a lo largo de su bendita Palabra.  Desde el inicio de mi vida cristiana he ido aprendiendo que las consecuencias que tenemos cuando no acatamos la voluntad de Dios, no se hacen esperar; y aun así, soy consciente que me falta mucho todavía.  Sin embargo, poco a poco he ido aprendiendo que para no darnos golpes tan severos, lo mejor es seguir por el camino trazado por Él.  “Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos”.
Nuestro amado Señor, quiere que forjemos en nosotros su carácter.  El Señor sudó gotas de sangre al estar directamente en la presencia de Dios Padre, y entender que le había llegado la hora; tanto que como una súplica expresó: “Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).
¿Estamos dispuestos a decirle al Señor, que no se cumpla nuestra voluntad, sino la suya?  En el Padre nuestro se repite a diario: “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10).  ¿Pero sí somos artífices para que su voluntad sea una realidad?

Amado Padre celestial: Perdónanos por las veces que te hemos contradicho y por las bendiciones que nos hemos perdido al no cumplir tu voluntad.  Tú conoces nuestra condición y sabes cuán débiles somos.  Por eso Señor, te pedimos humildemente que nos enseñes a hacer tu voluntad y que tu buen Espíritu nos dirija con pasos firmes por ese camino que nos tienes trazado.  ¡Gracias Buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: