Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo.2 Corintios 10:3.
Lectura: 2
Corintios 10:1-11. Versículo del día: 2
Corintios 10:3.
MEDITACIÓN
DIARIA
Dios nos creó con la intención de
que tuviéramos una vida plena (Génesis 1:26-28). Infortunadamente, el pecado entró al mundo
por la desobediencia de Adán y Eva (Génesis 3) y desde ahí comenzamos a llevar
sobre nosotros ataduras que no nos permiten desarrollarnos como es la intención
de Dios.
El Señor Jesús vino precisamente
a eso: a permitir que el hombre retome nuevamente ese estado de vida (Juan
10:10b) y por eso pagó con su sangre todos los pecados de la humanidad. Es
necesario que le abramos las puertas del corazón a Él. No hay otra manera de lograr liberación y en
nuestras manos está la solución.
Es en Jesucristo entonces, en
quien ahora tenemos no solamente perdón de pecados, sino liberación
completa. Toda atadura Él ya se la llevó
porque venció a Satanás y lo pisoteó con su muerte y resurrección (Hebreos 2:14-15). Sin embargo, Satán, anda buscando como león
rugiente a quién devorar. No podemos por
eso, darle pie; hay que estar alertas (1 Pedro 5:8). El Señor Jesucristo vino a darnos completa
libertad (Lucas 4:18). Con Él tenemos
asegurada la victoria sobre el enemigo espiritual.
Recordemos que el pecado nos
aleja de Dios y cuando estamos en pecado el diablo va a aprovechar este momento
para oprimirnos y debilitarnos haciéndonos creer que el ganó la batalla, pero
no es así. El pecado se convierte en atadura (Juan 8:34) y no nos deja avanzar.
El sacrificio de Cristo en la cruz nos libera de la esclavitud del pecado (1
Corintios 7:23). Tenemos que levantarnos con valor y usar el poder y la
autoridad que nos dio el Señor contra las huestes de las tinieblas (Lucas
10:17-19), y sacarlo corriendo.
Jamás podemos consentir vivir con
el enemigo. Es de suma importancia tener
cuidado con cartas, horóscopos, lectura de manos, contacto con espiritismo o
fuerzas ocultas. Aun con personas que
vienen disfrazadas de sanadores y que al final van a postrar peor al enfermo.
Satanás se viste como ángel de luz para engañar a muchos (2 Corintios 11:14). Nos engaña haciéndonos creer sus mentiras; él
es llamado el padre de la mentira, engañador y asesino a la vez (Juan 8:44). Muy seguramente, amigo lector, creerá que
estoy exagerando, pero esa no es mi intención.
El creer en horóscopos, meditación trascendental e hipnosis, los podemos
ver como juegos inofensivos pero no lo
son. Satán se va a aprovechar de
cualquier situación de estas para de ser posible terminar destruyendo por completo
a una persona. Esto es de muchísimo
cuidado. Por algo, lo dice la Palabra de
Dios y lo prohíbe (Deuteronomio 18:9-14), quien quiera que lo practique comete
una grave abominación contra Dios. Lo
que pasa es que estamos acostumbrados a tomar lo que nos gusta y dejar por
fuera lo que nos incomoda y “La suma de tus palabra es la verdad” (Salmo
119:160). “Si se mantienen fieles a mis
enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará
libres” (Juan 8:31-32).
Es hora de empezar a confesar
victoria y no derrota. Somos más que vencedores (Romanos 8:37; y 1 Juan 5:4). Las armas con que luchamos tienen el poder
divino de derribar fortalezas; de destruir todo argumento y altivez que se levante
en contra del conocimiento de Dios; llevemos cautivo todo pensamiento para que
se someta a Cristo (vv. 4 y 5 en la lectura): Disciplinémonos con la obediencia
y hagamos guerra espiritual por sanidad y liberación.
Amado Señor: Venimos a ti,
reconociendo que eres nuestro Señor y Salvador.
Gracias por darnos todo el poder y la autoridad para derrotar al
enemigo. Hoy rompemos, demolemos, destruimos, derribamos y arrancamos toda
artimaña de Satanás. Luchamos contra toda fuerza espiritual que se esté
levantando en contra de nuestra vida espiritual, física, material y emocional.
(Saque todo lo que le esté haciendo daño como inmoralidad sexual, mentiras,
ciencias ocultas, indiferencia hacia Dios, etc.). Destruyo todo esto con el poder y la sangre
del Señor Jesús. Ahora levanto, construyo y planto vidas
fructíferas y sanas delante de tu trono, haciendo tu perfecta voluntad. En tu nombre Jesús, amén.
(Apartes tomado del Pastor
Fernando Alexis Jiménez en “Bosquejos para sermones”).
Un abrazo y bendiciones.
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