domingo, 22 de diciembre de 2013

Orar por Jerusalén es un mandato



Pidamos por la paz de Jerusalén: «Que vivan en paz los que te aman.  Que haya paz dentro de tus murallas, seguridad en tus fortalezas» 
Salmo 122:7.


Lectura: Salo 122:1-9.  Versículo del día: Salmo 122:7.

MEDITACIÓN DIARIA

Es nuestro deber orar por nuestro terruño, por sus gobernantes y nosotros los colombianos por la tan añorada paz.  Pero hay algo más: Dios nos manda orar también por Jerusalén y por la paz de ese país. Como cristianos nos une un sentimiento especial hacia Israel; ellos son el pilar del cristianismo y nuestro Redentor era de ascendencia hebrea. 
Así como en nuestras oraciones diarias tenemos nuestra patria original, aprendamos a incluir también a nuestra patria adoptiva: Israel.  Israel, es la cuna de conflictos en el Medio Oriente Y pareciese que el mundo entero se volteara en contra de ese pequeño estado.  Se nos ordena que oremos por ellos porque también nos concierne esa responsabilidad.  El Señor mandó a sus discípulos a buscarlos como a ovejas descarriadas (Mateo 10:6).  Pablo nos recuerda que la salvación es para todos y primeramente para los judíos (Romanos 1:16).  Israel juega un papel importantísimo en los designios de Dios y en el cumplimiento de las profecías para el final de los tiempos.  El regreso del Señor depende del arrepentimiento de Israel y la reconstrucción de su templo también será clave en este acontecimiento.  El Señor mismo restaurará a los de su pueblo y engalanará a su ciudad: “¡Mira tú, ciudad afligida,     atormentada y sin consuelo! ¡Te afirmaré con turquesas, y te cimentaré con zafiros!  Con rubíes construiré tus almenas,  con joyas brillantes tus puertas,  y con piedras preciosas todos tus muros. El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar” (Isaías 54:11-13).
La promesa de Dios es paz para  los que oren por Jerusalén.  Otras versiones dicen “sean prosperados los que te aman”.  La paz trae consigo prosperidad y eso tendremos los que amamos a Jerusalén y oramos por ella. Que nunca se nos olvide orar por la amada y maltratada Jerusalén.

Amado Señor: Gracias porque todo lo tuyo es nuestro y todo lo que Tú amas, lo amamos de igual modo nosotros. Tú lloraste por Jerusalén al verla tan alejada de ti, y también nosotros sufrimos por ella en estos tiempos.  Pero gracias te damos porque esta ciudad será el baluarte de nuestra futura patria.  Oramos por esta bella urbe y te pedimos que la paz tuya llegue a todos sus habitantes.  Oramos por todo el pueblo de Israel, sus gobernantes, funcionarios y población en general, para que entiendan que eres el Salvador de toda la humanidad, incluidos ellos también.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: