lunes, 1 de octubre de 2012

¡Ya viene el día!

Pero para ustedes que temen mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud.  Y ustedes saldrán saltando como becerros recién alimentados.  
 Malaquías 4:2.

Lectura diaria: Malaquías 4:1-6.  Versículo principal: Malaquías 4:2.

REFLEXIÓN

¿Cuándo?  No lo sabemos.  Pero el día llegará y “se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud”.  “Gracias a la entrañable misericordia de nuestro Dios.  Así nos visitará desde el cielo el sol naciente” (Lucas 1:78).  Ese Sol de justicia ya se levantó; el Señor Jesús, precisamente eso fue lo que vino a traernos: salud y medicina.  Simplemente la Palabra está ahí y la tomamos o la dejamos; es cuestión nuestra apropiárnosla o no.
Las promesas están ahí escritas para nosotros los hijos de Dios.  Solamente en momentos de angustia, cuando de verdad nos sentimos enfermos y angustiados es que empezamos a buscar e indagar lo que el Señor nos ha prometido.  Él es tan fiel, que siempre nos lleva a levantarnos y animarnos como el mejor Padre que es: “¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado!  ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!”; “Pero la aurora del Señor brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria!”; “Tu sol no volverá a ponerse, ni menguará tu luna; será el Señor tu luz eterna, y llegarán a su fin tus días de duelo” (Isaías 60:1, 2b y 20).  Porque yo te devolveré la salud, y te sanaré de tus heridas--declara el SEÑOR—“ (Jeremías 30:17; Versión Reina Valera); “Sin embargo, les daré la salud y los curare; los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad” (Jeremías 33:6).  ¡Qué promesas Señor!
Como testimonio les comento que empecé a desarrollar este devocional, sin darme cuenta que a quien primero hablaría el Señor sería precisamente a mí; e inclusive lo iba a llevar por otro lado, pero es el Espíritu Santo quien me dirige y ¡gracias a Dios por Él!  Yo también sé que sus promesas se cumplen y que si el Señor lo dice, así es; pero igual, a ratos las olvido.   Satanás que es tan sutil y engañador abruma nuestra mente con palabras como: “ni creas que te vas a levantar”; “vas a morir, ya verás”; “esa Palabra no es para ti”;  “¿Acaso, te crees buena?”; “No vas a volver a caminar”.   Definitivamente es el engañador, el padre de la mentira.  Con razón tenemos que practicar siempre 2 Corintios 10:5 que dice: “Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo”.  No podemos dejar que Satanás se siga metiendo en nuestras vidas.  El Señor que está en nosotros es más poderoso que él.  Satanás ya fue derrotado y pisoteado; todo lo que viene a inculcarnos es mentira porque ya nada puede hacer contra un hijo de Dios.
¡Ya viene el día!  Titulé este devocional.  Quizá el día para mí, como tal vez para ti, es hoy.  Hoy que precisamente el Señor me ha hablado y me ha hecho entender que sus ricas promesas de sanidad son especiales para que las guarde en mi corazón, y sean los dardos con los que me defienda del enemigo.

Amado Señor: Gracias por hablar a mi corazón y darme todo tu apoyo en momentos de debilidad.  Definitivamente Señor, ¿a quién más iré?  ¡Si solamente tú tienes palabras de vida eterna!  ¡Te amo Señor!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: