Pero para ustedes que temen mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud. Y ustedes saldrán saltando como becerros recién alimentados.Malaquías 4:2.
Lectura diaria: Malaquías
4:1-6. Versículo principal: Malaquías
4:2.
REFLEXIÓN
¿Cuándo? No lo sabemos. Pero el día llegará y “se levantará el sol de
justicia trayendo en sus rayos salud”. “Gracias
a la entrañable misericordia de nuestro Dios.
Así nos visitará desde el cielo el sol naciente” (Lucas 1:78). Ese Sol de justicia ya se levantó; el Señor Jesús,
precisamente eso fue lo que vino a traernos: salud y medicina. Simplemente la Palabra está ahí y la tomamos
o la dejamos; es cuestión nuestra apropiárnosla o no.
Las promesas están ahí escritas
para nosotros los hijos de Dios.
Solamente en momentos de angustia, cuando de verdad nos sentimos
enfermos y angustiados es que empezamos a buscar e indagar lo que el Señor nos
ha prometido. Él es tan fiel, que
siempre nos lleva a levantarnos y animarnos como el mejor Padre que es: “¡Levántate
y resplandece, que tu luz ha llegado!
¡La gloria del Señor brilla sobre ti!”; “Pero la aurora del Señor
brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria!”; “Tu sol no volverá a ponerse,
ni menguará tu luna; será el Señor tu luz eterna, y llegarán a su fin tus días
de duelo” (Isaías 60:1, 2b y 20). “Porque yo te devolveré la salud, y te sanaré de tus
heridas--declara el SEÑOR—“ (Jeremías 30:17; Versión Reina Valera); “Sin
embargo, les daré la salud y los curare; los sanaré y haré que disfruten de
abundante paz y seguridad” (Jeremías 33:6).
¡Qué promesas Señor!
Como
testimonio les comento que empecé a desarrollar este devocional, sin darme
cuenta que a quien primero hablaría el Señor sería precisamente a mí; e
inclusive lo iba a llevar por otro lado, pero es el Espíritu Santo quien me
dirige y ¡gracias a Dios por Él! Yo
también sé que sus promesas se cumplen y que si el Señor lo dice, así es; pero igual,
a ratos las olvido. Satanás que es tan sutil y engañador abruma
nuestra mente con palabras como: “ni creas que te vas a levantar”; “vas a
morir, ya verás”; “esa Palabra no es para ti”;
“¿Acaso, te crees buena?”; “No vas a volver a caminar”. Definitivamente es el engañador, el padre de
la mentira. Con razón tenemos que
practicar siempre 2 Corintios 10:5 que dice: “Destruimos argumentos y toda
altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo
pensamiento para que se someta a Cristo”.
No podemos dejar que Satanás se siga metiendo en nuestras vidas. El Señor que está en nosotros es más poderoso
que él. Satanás ya fue derrotado y
pisoteado; todo lo que viene a inculcarnos es mentira porque ya nada puede
hacer contra un hijo de Dios.
¡Ya viene el
día! Titulé este devocional. Quizá el día para mí, como tal vez para ti,
es hoy. Hoy que precisamente el Señor me
ha hablado y me ha hecho entender que sus ricas promesas de sanidad son
especiales para que las guarde en mi corazón, y sean los dardos con los que me
defienda del enemigo.
Amado Señor: Gracias por hablar a
mi corazón y darme todo tu apoyo en momentos de debilidad. Definitivamente Señor, ¿a quién más iré? ¡Si solamente tú tienes palabras de vida
eterna! ¡Te amo Señor!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario