Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos.Salmo 1:1.
El mundo nos hace ver que lo más
importante son los triunfos económicos, intelectuales, artísticos o
deportivos. No quiero decir que estos no
son importantes, claro que sí. Pero
infortunadamente al hombre se le olvida con frecuencia lo mejor: reconocer a
Dios en todos sus caminos y actuar íntegramente.
Un ejemplo claro y que
personalmente me llena de orgullo es el de Falcao García. Es de admirar su sencillez y humildad para
celebrar y entender que todo su talento se lo debe a Dios. No se deja envanecer por los triunfos ni por
los halagos, y es un hombre que siempre busca agradar a Dios. El Señor permita que su ejemplo motive a
muchos jóvenes a seguirlo por su integridad.
Por lo que sé, él no ha olvidado
sus enseñanzas cristianas; practica la lectura de la Palabra de Dios y se
deleita en su cumplimiento (actúa de acuerdo al versículo 2). Ha entendido perfectamente lo que es la
disciplina y la manifiesta en su deporte favorito donde se desempeña con responsabilidad
y destacando sus talentos: a su tiempo da frutos (v. 3). El Señor lo siga guardando de esta manera.
Busquemos ser completamente
dichosos bajo los parámetros de Dios, de este modo llegaremos a crecer como
árboles plantados junto a corrientes de agua, dando buen fruto y sirviendo de
sombra y descanso a cuantos nos necesiten. Si el área espiritual está prosperando,
la física y material también lo estarán, porque todo cuanto hace y emprende
tendrá éxito. Hay una promesa si nos
comportamos así: “El Señor bendecirá tus graneros y el trabajo de tus manos”
(Deuteronomio 28:8). Recordemos: El
éxito de ser dichosos lo encontramos en la obediencia a Dios y en la disciplina
que asumamos.
Amado Señor: Enséñanos a buscarte
día y noche en tu Palabra y deleitarnos en ella para ser completamente dichosos
y bendecidos por ti.
Un abrazo y bendiciones.
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