sábado, 13 de octubre de 2012

Arrepentimiento y adoración




¡Vamos, bendigan al Señor su Dios desde ahora y para siempre!  ¡Bendito seas, Señor!  ¡Sea exaltado tu glorioso nombre, que está por encima de toda bendición y alabanza”.  
 Nehemías 9:5.


Lectura diaria: Nehemías 9:1-38.  Versículo principal: Nehemías 9:5.

REFLEXIÓN

Los israelitas habiéndose separado de los extranjeros confesaron sus pecados tanto propios como los de sus antepasados; ayunaron y asumieron su responsabilidad (vv. 1-2).  Después elevaron su oración al Señor recordando todo lo que les había dado desde cuando escogió a Abraham, un hombre fiel y a la vez padre de todo ese pueblo y con quien Dios había hecho un pacto; pacto que cumplió, hasta que ellos lo violaron e irremediablemente tuvieron que ir a la cautividad. Por eso, en su arrepentimiento hicieron un nuevo compromiso: “Por todo esto, nosotros hacemos este pacto y lo ponemos por escrito, firmado por nuestros gobernantes, levitas y sacerdotes” (v. 38).
Cuando hay verdadero arrepentimiento experimentamos el quebrantamiento y la adoración.  Entonces, es el momento de hacer un nuevo compromiso con nuestro Dios, recordando quién es Él y de dónde también nos sacó.  Quizá hemos recorrido desiertos, pero en esos desiertos hemos encontrado oasis que nos refrescan y hemos podido continuar la marcha. Dios siempre está a nuestro lado y al corazón contrito y humillado, jamás le dice “no”.  Al igual que a ese pueblo suyo de la antigüedad, ahora a las ovejas de su prado que somos nosotros, no nos abandona “porque eres Dios perdonador, clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor” (v. 18c).
Es el momento de reconocer a quién hemos creído y es nuestro Dios.  Voltear los ojos hacia Él y llegar con remordimiento sincero por las faltas cometidas.  Ya es hora de exaltarlo y adorarlo por su gran amor y compasión que nos tiene.

¡Sólo tú eres el Señor! ¡Sea exaltado tu glorioso nombre, que está por encima de toda bendición y alabanza!  ¡La honra, la victoria y alabanza, son para ti, amado Señor!  ¡Para ti, que en vez de destruirnos nos muestras tu compasión día tras día!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: