domingo, 21 de octubre de 2012

Tu gloria se refleja en los cielos



Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! 
 Salmo 8:9.


Lectura diaria: Salmo 8:1-9.  Versículo principal: Salmo 8:9.

REFLEXIÓN

Toda la naturaleza por sí sola habla de la gloria de Dios; pero si hay algo cautivador y que nos deja embelesados reconociendo su majestuosidad, es poder observar un amanecer o atardecer llanero.  Saliendo a la madrugada de Acacías hacia Villavicencio tuve la oportunidad de ver el más impresionante sol naciente brotando como del suelo, para ir tomando su curso y aumentando paso a paso su esplendor.  Me impresionó que a pesar del aguacero  que caía, sus rayos se levantaban centelleantes cual fuego ardiente como queriendo decir: “Aquí estoy, soy el astro mayor y ni aún la lluvia podrá apagar mi resplandor”.  Tengo que aceptar que habiendo vivido tanto tiempo en esa región, nunca había tenido la oportunidad de divisar semejante espectáculo tan maravilloso.  Quedé extasiada por unos minutos  pensando en las maravillas de nuestro Creador.  “¡Haz puesto tu gloria sobre los cielos!” (v. 1b).
Y al igual que el Salmista David, digo: “Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: ¿qué es el hombre para que en él pienses?  ¿Qué es el ser humano para que lo tomes en cuenta?” (vv.3-4).  Lo coronas de gloria y de honra; lo entronizas sobre la obra de tus manos (vv.5 y 6).

Señor: ¿Quién soy yo para que me hayas mirado con tu amor?  Me consientes, me arrullas, me llamas “la niña de tus ojos”; si estoy cansada me alzas y dándome nuevas fuerzas me levantas para continuar. ¡Cómo no admirar toda tu creación y saber que soy parte de ella!  ¡Cómo no saber que tu gloria se refleja en los cielos!  ¡Tu nombre es imponente en toda la tierra!

Un abrazo y bendiciones.

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