Cumple con mis mandatos y vivirás; cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos. Llévalos atados en los dedos, anótalos en la tablilla de tu corazón.Proverbios 7:2-3.
Lectura diaria: Proverbios
7:1-5. Versículos principales:
Proverbios 7:2-3.
REFLEXIÓN
Dios nos manda cumplir sus
mandatos para poder vivir. Pero para
cumplirlos hay que conocerlos y para conocerlos hay que aprenderlos. La Palabra de Dios, siempre debe de estar a flor
de labios. “Llévalos atados en los dedos,
anótalos en la tablilla de tu corazón”.
No solamente es aprenderla, tenemos que estar alertas porque el
adversario siempre estará listo a ponernos trampas y la única manera de
atacarlo es a través de las Escrituras.
Recordemos que cuando Satanás tentó al Señor en el desierto, el arma con
la cual lo sacó del camino fue precisamente con Palabra de Dios (Mateo 4:1-11).
Cuando Moisés les habló a los
Israelitas sobre las leyes que debían cumplir les dijo: “Grábense estas
palabras en el corazón y en la mente, átenlas en sus manos como un signo y
llévenlas en su frente como una marca. Enséñenselas a sus hijos y repítanselas cuando
estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se acuesten y cuando se
levanten; escríbanlas en los postes de su casa y en los portones de las
ciudades” (Deuteronomio 11:18-20).
Todo lo anterior nos enseña que
la Palabra de Dios es viva y eficaz y que debemos hacer uso de ella no solo
para testificar ante los demás sino para ponerla en práctica porque si lo
hacemos: viviremos; si no obedecemos las consecuencias llegarán. “Hoy te doy a elegir entre
la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Hoy
te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos,
y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te
multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá en la
tierra de la que vas a tomar posesión” (Deuteronomio 30:15-16). Dice también ahí en Deuteronomio que no está
lejos de nosotros ni es superior a nuestras fuerzas (Deuteronomio 30:11). “¡No! La palabra está muy cerca de ti; la tienes en
la boca y en el corazón, para que la obedezcas.
Hoy te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal”
(Deuteronomio 30:14-15).
Seamos fieles a Dios en sus
mandatos y Él se encargará de dirigir nuestros pasos. Enseñémosles a nuestros
hijos la importancia de obedecerle a Dios sus preceptos para que ellos también
aprendan a vivir rectamente.
Amado Señor: Gracias por tu
Palabra. Permite que día a día se
arraigue en nuestros corazones y que a la vez transmitamos este mismo sentir a
las generaciones venideras.
Un abrazo y bendiciones.
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