¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho.Apocalipsis 22:12.
Lectura diaria: Apocalipsis 22:7-21. Versículo principal: Apocalipsis 22:12.
REFLEXIÓN
No es un cuento ni una fábula o
leyenda. Todos los cristianos (católicos, protestantes y ortodoxos), lo
esperamos y así lo proclamamos. Es una
verdad plasmada en las Escrituras y el regreso del Señor Jesucristo será algo
inminente. “De repente, se les acercaron
dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: –Galileos, ¿qué hacen mirando
al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido
llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo
han visto irse” (Hechos 1:10b-11). “Porque
el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces
recompensará a cada persona según lo que haya hecho”; “—Tú lo
has dicho —respondió Jesús—. Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante
verán ustedes al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y
viniendo en las nubes del cielo”. (Mateo 16:27 y 26:64). “¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos,
incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de
la tierra. ¡Así será! Amén” (Apocalipsis 1:7).
¿Si estamos esperando el regreso
del Señor? ¿Estamos preparados? El apóstol Pedro nos dice que “vendrá como un
ladrón” y que mientras esto sucede: “Esfuércense
para que Dios los halle sin mancha y sin defecto, y en paz con él”; “crezcan en
la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro
3:10, 14 y 18). Esto es lo que tenemos
que hacer. En esta misma carta, el
apóstol nos advierte que en los últimos días habrá gente burlona que se mofará
preguntándonos “¿Qué hubo de esa promesa de su venida?” Lo que pasa es que ellos no saben de la
infinita misericordia de Dios: “El Señor no tarda en cumplir su promesa, según
entienden algunos la tardanza. Más bien,
él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que
todos se arrepientan” (2 Pedro 3:4 y 9).
El
Espíritu y la novia dicen: “«¡Ven!»; y el que escuche diga: «¡Ven!» El que
tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida”.
“Sí, vengo pronto. Amén.
¡Ven Señor Jesús!” (vv. 17 y 20 en la lectura). Yo como su novia también exclamo: ¡Ven Señor
Jesús!
Mi
Señor y Salvador: Gracias por saber que tu regreso es un hecho inaplazable, y
tu venida inalterable; Tu Palabra verdadera y digna de confianza nos lo
reafirma. Eres el Alfa y la Omega, el que es y que era y que has de venir. ¡Ven pronto Señor Jesús! Tu pueblo te espera ansiosamente.
Un abrazo y
bendiciones.
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