jueves, 4 de octubre de 2012

El poder de la oración



Señor, Dios de Israel, entronizado sobre los querubines: sólo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra.  Tú has hecho los cielos y la tierra.  Presta atención, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor y mira; escucha las palabras que Senaquerib ha mandado a decir para insultar al Dios viviente.  
 2 Reyes 19:15-16.

Lectura diaria: 2 Reyes 19:14-19.  Versículos principales: 2 Reyes 19:15-16.

REFLEXIÓN

Dios es Dios y por encima de Él no existe nadie más.  Cuando reconocemos su poderío y majestad y nos 
acercamos a Él humillados para suplicarle algo en especial, el Señor está listo a escucharnos.  Este es el caso de Ezequías, rey de Judá, quien después de saber sobre las amenazas del rey de Asiria y como se burló no solamente menospreciando el poder de Ezequías sino el del mismo Señor, subió al templo y le oró al Señor, Dios poderoso.  El Señor por medio del profeta Isaías le contestó: “Por cuanto me has rogado respecto a Senaquerib, rey de Asiria te he escuchado” (2 Reyes 19:20), e Isaías le profetisa el mensaje completo mandado por el Señor, donde declara que el rey de Asiria no entrará en la ciudad, ni lanzará contra ella ni una sola flecha.  Así se cumplió; el ángel del Señor esa misma noche mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio.  Senaquerib se retiró, pero un día sus mismos hijos lo mataron a espada. 
Otro caso lo vemos muchos años después cuando el pueblo judío vivía cautivo y Nehemías lloraba por Jerusalén sabiendo que sus murallas estaban caídas y consumidas por el fuego.  Entonces, ayunó y oró al Dios del cielo así: “Señor, Dios del cielo, grande y temible, que cumples el pacto y eres fiel con los que te aman y obedecen tus mandamientos,  te suplico que me prestes atención, que fijes tus ojos en este siervo tuyo que día y noche ora en favor de tu pueblo Israel…  Señor, te suplico que escuches nuestra oración, pues somos tus siervos y nos complacemos en honrar tu nombre. Y te pido que a este siervo tuyo le concedas tener éxito y ganarse el favor del rey” (Nehemías   El Señor escuchó la oración de Nehemías y puso en el corazón del rey Artajerjes acceder a su petición.  De esta manera, Nehemías fue a reconstruir la muralla de Jerusalén. 
Hay infinidad de casos a lo largo de la Biblia donde vemos, cómo la mano del Señor se mueve en favor de los suyos cuando nos dirigimos a Él con corazón contrito y humillado.  David, decía que un corazón así, no lo despreciaba Dios; y si queremos que nuestras oraciones sean contestadas debemos acercarnos en dicha actitud.  La oración es una de las armas más fuerte que tenemos y debemos hacer uso de ella para alcanzar gracia ante en trono de nuestro Dios.  Santiago dice que la oración del justo es poderosa y eficaz. Hay que practicarla (Santiago 5:13-18).

Amado Dios: Permite que cada día podamos estar más ligados a ti por medio de la oración.  Tú escuchas a tus hijos y los respaldas en sus peticiones.  Contestas en tu tiempo y nunca pasas por alto nuestras súplicas.  Enséñanos a orarte con la devoción que lo hacían los antepasados como Ezequías, Nehemías, David, Josué o Elías para que sean eficaces y poderosas ante ti.

Un abrazo y bendiciones.  

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