Para el afligido todos los días son malos; para el que es feliz siempre es día de fiesta.Proverbios 15:15.
Lectura diaria: Proverbios
15:11-17. Versículo principal:
Proverbios 15:15.
REFLEXIÓN
Una de las cosas más incómodas y
desagradables es estar frente a una persona negativa donde todo para ella se
convierte en malo. Malo si se hace y
malo si no se hace. Hasta la noticia más
agradable la dañan, porque siempre le imprimen negativismo. Por lo general estas personas viven con cara
de enojo o amargura; en su corazón hay celos, envidias, contiendas, critica,
baja autoestima y con frecuencia desencadena en malestares físicos.
Los pensamientos afectan nuestro
comportamiento y quien quiere vernos afligidos y caídos es el enemigo; él pone
en nuestra mente pensamientos siniestros y trágicos porque sabe cuánto ganaría
al deprimirnos y desanimarnos. Por eso
debemos recurrir siempre a la Palabra de Dios y rechazar todo aquello que nos
esté haciendo daño: “Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que
tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se
levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento
para que se someta a Cristo” (2 Corintios 10:4-5). Es claro que Satán es quien viene a perturbar
nuestra mente y nos dice: “No se puede”; “No lo vas a lograr”; “Nunca te sale
nada bien”; “Eres un inepto(a)”; etc. etc. Pero el Señor dijo: “Yo he venido
para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10b), una vida
completa desde aquí en la tierra; y la vida abundante no puede estar llena de “nos”,
que nos desmoralicen y derroten. Porque
el Señor para los suyos, tiene son planes de bienestar y no de calamidad, a fin
de darnos un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11), esto es lo que dice su
Palabra y simplemente le creemos o no le creemos; confiamos o no confiamos en
Él.
Como estamos acostumbrados a que
todo es engaño o mentira, también miramos al Señor del mismo modo, pero Él es
fiel y seguirá siéndolo así nosotros no lo seamos porque Dios no cambia, es
inmutable; su misma esencia divina no lo permite. Así que empecemos a mirar la vida con otros
ojos, con ojos soñadores y alegres para que eso sea lo que trasmitamos a los
que nos ven porque: “El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón
dolido deprime el espíritu”. El
positivismo, la alegría, el gozo no solamente contagian sino que también
hermosea el rostro (lo dice un devocional de mi Biblia y yo estoy de acuerdo). Busquemos la ayuda del Espíritu Santo para
que con su fruto nos reanime y el amor y el gozo fluyan a borbotones de nuestro
ser.
Amado Señor: Gracias por dejarnos
al Gran Consolador y Restaurador. ¡Ven
precioso Espíritu Santo y llénanos de tu presencia con todo el fruto tuyo que
nos permita estar siempre gozosos y actuar positivamente como es tu deseo!
Un abrazo y bendiciones.
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