Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra.Colosenses 3:2.
Lectura diaria: Colosenses 3:1-4:1. Versículo principal: Colosenses 3:2.
REFLEXIÓN
El apóstol Pablo nos exhorta a no
dejarnos llevar por lo terrenal, lo mundano no nos corresponde seguirlo, por
eso más adelante en ese mismo capítulo dice lo siguiente: “Por tanto, hagan
morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal” y empieza a enumerar
cosas como la inmoralidad sexual, impureza, bajos deseos, avaricia, enojo, ira,
malicia, calumnia, lenguaje obsceno y mentira (vv. 5-10). Veamos que el apóstol nos llama a poner más atención
en lo que está arriba, es decir en Dios y su Palabra. Nosotros ya hemos muerto al pecado y como tal
debemos vivir. Esto no quiere decir
tampoco, que vamos a estar parados en una nube, no; tenemos que tener bien
puestos los píes en la tierra, aunque no pertenezcamos a ella. Pero no podemos asumir que por estar mirando
las cosas de arriba nos vamos a olvidar de nuestros deberes que tenemos como
cristianos. El mismo Señor Jesús dijo
orando por los suyos: “No te pido que los quites del mundo, sino que los
protejas del maligno” (Juan 17:15). No
tenemos que andar sobre las nubes para no desviarnos de las cosas de arriba. Al contrario, tenemos que pisar fuertemente
aquí la tierra pero con la mirada puesta en nuestro Salvador y Redentor. Mientras estemos aquí, tenemos que cumplir
exactamente las mismas obligaciones que los demás, solamente que nos
corresponde hacerlo de manera inigualable, sin fallarle a Dios. Llevando un hogar donde se amen y se respeten
unos a otros (vv. 18-21), cumpliendo con el trabajo como si fuera para Dios y
no para los hombres (v. 23); y los patronos siendo justos y equitativos con sus
empleados (v. 4:1). “Por encima de todo,
vístanse de amor, que es el vínculo perfecto” (v. 14). Mientras en nuestros corazones brote el amor,
podemos alcanzar muchísimas cosas porque el amor lo abarca todo. Es ese amor al Señor el que nos motiva a
voltear siempre la mirada hacia arriba aunque aquí abajo recibamos ofensas y
engaños.
Amado Dios: Queremos contemplar
tu grandeza y poder desde aquí en el lugar donde nos has puesto. Permítenos ser personas integrales con la
mirada siempre puesta hacia arriba pero con los píes bien cimentados en la
tierra para que nadie tenga que objetar tu Palabra.
Un abrazo y bendiciones.
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