domingo, 17 de junio de 2012

La grandeza de su poder


Y cuan incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos.  Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales.  
 Efesios 1:19-20.

Lectura diaria: Efesios 1:1-23.  Versículos: Efesios 1:19-20.

REFLEXIÓN

A veces creemos que no seremos capaces de resistir las nuevas pruebas que se nos presentan.  Es como seguir sintiendo un peso abrumador de nunca acabar; no podemos negar que la confianza se debilita.  Sin embargo, hay alguien más poderoso de lo que creemos para permitirnos continuar y que cada nuevo amanecer se convierta en la esperanza diaria para sostenernos. 
“Y cuan incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos.  Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales”. ¿Si Dios levantó a Cristo Jesús de entre los muertos, le quedará grande algún problema nuestro?  Dios es especialista en solventar lo que el hombre llama “imposible”.  Nuestra mente dice: “imposible arreglar nuestras finanzas”; “imposible sacar avante mi matrimonio”; “imposible que mi hijo siga al Señor”; “imposible curarme de esta enfermedad”.  Gracias a Dios para Él no existen los imposibles que tanto nos atormentan.
Ese poder de Dios está disponible para nosotros los cristianos.  Es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios también produce frente a nuestras aflicciones.  No estamos solos; recibimos en el corazón al Señor, Grande y Majestuoso; al que está a la derecha del Padre intercediendo por cada uno de nosotros, para que la grandeza de su poder se manifieste plenamente en los suyos, en los que le pertenecen.
Convenzámonos de que no hay poder humano ni enemigo tal, que pueda sobrepasar el poder glorioso de Jesús nuestro Señor. Él está “muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio… Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo” (vv. 21 y 22), precisamente para que los creyentes que siguen su camino puedan afrontar las situaciones adversas con el poder sobrenatural que solamente procede de Dios Padre y para que cada día se convierta en una nueva esperanza que nos motiva a no desfallecer.

Amado Padre celestial: gracias por regalarnos el poder tuyo para sobrellevar las vicisitudes cotidianas.  Definitivamente ese grandioso poder se manifiesta cuando más débil estamos y se convierte en la dosis diaria de esperanza.

Un abrazo y bendiciones.   

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