sábado, 2 de junio de 2012

La importancia de entregar los hijos a Dios


Este es el niño que yo le pedí al Señor, y él me lo concedió. Ahora, yo por mi parte, se lo entrego al Señor.  
1 Samuel 1:27-28a

Lectura diaria: 1 Samuel 1:21-28.  Versículo principal: 1 Samuel 1:27-28a

REFLEXIÓN

Todo hijo que llegue al seno familiar es una bendición del Señor.  Muchos quizá no lo pidieron pero llegaron.  Entonces, es una obligación muy especial no solo de nosotras las madres, sino de los padres en general, ponerlos ante su altar.  ¿En qué manos mejores podrán estar, que no sean las del Señor?  Ana la progenitora de Samuel nos deja un claro ejemplo del poder de la oración.  Su clamor a Dios y su fe inquebrantable le permitieron tener a su bebé y el Señor se encargó de hacer la obra en él.  Por eso es tan importante presentárselos a Él y ojalá siendo aún bebés.  Dios se facultará de llevarlos por su ruta trazada.
Dios conoce todos los pensamientos y anhelos nuestros y sabe el camino por el que nos transportará; también sabe a ciencia cierta quiénes son nuestros hijos y seguro que si los hemos puesto ante su presencia, no nos defraudará porque Él es fiel y justo para cumplir lo prometido y si nos acercamos con confianza a pedirle por ellos, el Señor escuchará y estaremos seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido (1 Juan 5:14-15).  Si creemos que alguno de nuestros hijitos no escuchará la voz de Dios nunca, estamos fallando en la fe porque si dijo que cuidaría de él(ella), lo hará sin titubear. La oración va ligada a la acción y éste es un ejemplo claro que nos deja Ana. Su oración fue movida por el accionar de su fe.  Descansó en el Señor, esperó en Él, y la bendición llegó.     
No nos desanimemos si el enemigo nos hace pensar, dudar o creer que la batalla la ganará él; es una mentira y no podemos darle pie para que nos atormente con pensamientos que no sean los dados por Dios. Si hemos puesto a nuestros hijos en su altar, nada ni nadie, así no lo veamos en esta vida, interrumpirá lo prometido.
Vivamos con la certeza que si el Señor está presente en nuestras vidas, también tendrá en cuenta algo tan preciado como lo son los hijos.  No solamente se dedica a nosotros, sino a todo lo que nos incumbe y sabe de antemano cuánto valor tienen ellos para sus progenitores.  Así que lo mejor es descansar en su Palabra y en su tiempo veremos los resultados de nuestras oraciones “Porque él dice: “En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé” (2 Corintios 6:2)

Señor: Hoy te pedimos por nuestros hijitos.  Por los que están cerca y por los que están lejos; por los que te conocen para que siempre anden por tus sendas como por aquellos que todavía no te han abierto la puerta de su corazón, seguros de que Tú cumplirás tu maravillosa Palabra y llegarán en el momento propicio a tus pies.  Descansamos en ti Señor.

Un abrazo y bendiciones.

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