¿Qué le agrada más al Señor; que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de los carneros.1 Samuel 15:22.
Lectura diaria: 1 Samuel
15:1-35. Versículo principal: 1 Samuel
15:22.
REFLEXIÓN
Dios acordándose de que el pueblo
de Amalec trató mal a los israelitas cuando salieron de Egipto y no les dieron
paso por su tierra, le ordenó a Saúl, primer rey de Egipto, ir a combatir
contra ellos, dándole esta orden: “Destruye por completo todo lo que les
pertenezca; no les tengas compasión.
Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y
ovejas, camellos y asnos” (v. 3). Saúl
salió y efectivamente Dios entregó en sus manos a los amalecitas. Sin embargo, le pareció bien a Saúl no solo
dejar con vida al rey Amalec sino que tomaron del botín, ovejas, vacas y
terneros gordos junto con otras cosas de valor con el pretexto de ofrecerlas al
Señor. Esta desobediencia le costó a
Saúl el reino.
¿Cuántas veces nosotros también
obedecemos a medias? No tenemos en
cuenta que si no lo hacemos completo, de todas maneras es desobediencia. Con Dios no podemos jugar; cuando Él da un
mandato nuestra disposición para cumplirlo debe ser total. Un ejemplo claro puede ser el siguiente: para
Dios es gran abominación la idolatría, no está de acuerdo en que se adoren
imágenes y muchas personas están convencidas que ofrecer el sacrificio de subir
a una montaña a pie para adorarlas, le va a agradar. ¡Cuán equivocados están! “¿Qué le agrada más al Señor: que se le
ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice?”. Este puede ser un ejemplo clásico; pero hay
muchísimos más porque tenemos la creencia que “peco, confieso y empato”. ¡Cuidado! “De Dios nadie se burla. Cada uno
cosecha lo que siembra. El que siembra
para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará
destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu cosechará vida eterna”
(Gálatas 6:7-8). Si Dios nos dice no
matarás, y no se mata pero odiamos a nuestro agresor, ya estamos obrando como
homicidas (1 Juan 3:15). De igual
manera, su Palabra dice “no cometer adulterio” pero si un hombre mira una
mujer, desnudándola con su mirada morbosa y mal intencionada, ya ha adulterado
(Mateo 5:27-28). La inmoralidad sexual pulula
en estos tiempos de internet y pueda que no se cometa adulterio presencial,
pero sí virtual y hablo de la pornografía que tanto daño está haciendo
actualmente. Hay que cuidarse de todas estas prácticas porque se estará
cosechando destrucción.
Aprendamos a obedecer a
cabalidad. Eso es lo que Dios quiere de
nosotros. Las consecuencias de la
desobediencia no se hacen esperar. Por la
desobediencia entró el pecado al mundo y miremos cuánto mal causó a la
humanidad entera.
Amado Dios: Permite que nuestro
corazón esté siempre dispuesto a obedecerte sin preámbulos, condiciones ni
razones que nos desvíen del acatamiento total a tus mandatos.
Un abrazo y bendiciones.
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