Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud.Gálatas 5:1.
Lectura diaria: Gálatas
5:1-26. Versículo principal: Gálatas
5:1.
REFLEXIÓN
La libertad dada por el Señor es
parte de esa vida abundante que nos ofrece (Juan 10:10), en el momento de
recibirlo como Señor y Salvador personal.
Es la libertad de contemplar su rostro y embelesarnos con Él; la
libertad de gozar completamente del fruto del Espíritu (vv. 22-23), y de
tenerlo siempre como el tesoro más preciado, haciendo en nosotros un modo de
vivir que marque la diferencia en cualquier sitio que nos encontremos. En últimas, es la libertad que llevamos
arraigada en el corazón con la plena convicción que si aún estamos encadenados
físicamente, espiritualmente sabemos que somos libres porque Cristo nos dio
libertad.
Por ser tan especial este don es
que no podemos dejar que el yugo del pecado nos rodee y volvamos a caer en
esclavitud. “ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa
libertad para dar rienda suelta a sus pasiones.
Más bien sírvanse unos a otros con amor” (v. 13). Sí, el amor es la base de nuestras
actuaciones y es el don predominante que debemos buscar porque éste encierra la
esencia divina por lo que Jesús vino aquí a la tierra. El amor demostrado a la humanidad sin peros
ni reparos; el amor a pesar de…, el amor incondicional de Cristo Jesús en un
madero por el pecado del hombre.
Teniendo en cuenta tan sublime
amor, no podemos ni debemos dejar que el pecado vuelva a tener cabida entre
nosotros; estaríamos pisoteando su preciosa sangre. El precio pagado por cada uno allí en el
Calvario y estaríamos también volviendo a la esclavitud del pecado. De ahí la firmeza del cristiano al caminar
con el Señor: “Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e
inconmovibles” (1 Corintios 15:58); fijando nuestros ojos en su Palabra de
manera que se avive en todo momento y podamos andar en libertad.
Pase lo que pase, comportémonos
de una manera digna como embajadores del evangelio de Cristo Jesús, sin
pisotear la libertad dada por el Señor y siendo testimonio claro ante una sociedad que vive bajo el dominio del pecado.
Señor Jesús: Gracias porque la
libertad dejada por ti, es la que nos permite tener el propósito firme de vivir
rectamente.
Un abrazo y bendiciones.
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