Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.2 Corintios 10:5.
Lectura diaria: 2 Corintios
10:1-11. Versículo principal: 2
Corintios 10:5.
REFLEXIÓN
Creo que al igual que en los
tiempos de Pablo, hoy se levantan también los mal llamados “maestros del
evangelio” que no tienen el discernimiento claro ni el testimonio de sus vidas
que los acrediten como tales. Hay que
ser muy observadores y tener muchísimo cuidado porque lo que abunda son
opositores al verdadero mensaje de salvación y deforman las Escrituras por
conveniencia. Lo vemos desde políticos
influyentes hasta gente del común y si a estas creencias se suman los tales “maestros
del evangelio”, se irá formando una bola de nieve que seguirá enrollando a
cuanto incauto se encuentre por ahí.
Parece que Pablo se enfrentaba a
una lucha espiritual contra sus opositores y en esto es que debemos estar
alerta. A Satanás le importa
tergiversar, crear divisiones, enfrentamientos, mentir, etc., porque en últimas
esa es su función. A nosotros nos
corresponde con las armas espirituales levantar el nombre del Señor y enfrentar
esta guerra (Efesios 6:10-19). Sabemos
que la altivez y la soberbia serán abatidas por la mano de Dios: “Los ojos del
altivo serán humillados y la arrogancia humana será doblegada. ¡En aquel día solo el Señor será exaltado. Un día vendrá el Señor Todopoderoso contra
todos los orgullosos y arrogantes, contra todos los altaneros para humillarlos”
(Isaías 2:11-12).
Por eso cuando todavía hay
tiempo: “Reconoce y considera seriamente hoy que el Señor es Dios arriba en el
cielo y abajo en la tierra, y que no hay otro” (Deuteronomio 4:39). “¿No es acaso mi palabra como fuego, y como
martillo que pulveriza la roca?” (Jeremías 23:29). La Palabra de Dios es una sola y nadie la
puede cambiar. Sus preceptos son exactos
e irreprochables para bien de la humanidad y no podemos falsearlos. Así son; no tienen vuelta de hoja.
Debemos aprender a destruir con
la misma Palabra de Dios todo argumento y altivez que se levante en contra de
lo que Dios escribe. Su Palabra es verdad y allí no hay lugar a decisiones personales.
Amado Señor: Enséñanos a defender
tu Palabra con la verdad que se encuentra en ella misma. Permite que tu Santo Espíritu nos de todo el
denuedo para enfrentar los falsos argumentos que le están haciendo tanto daño a
la sociedad.
Un abrazo y bendiciones.
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