viernes, 30 de marzo de 2012

Todos tienen que saberlo

Por tanto, sépalo bien todo Israel que a este Jesús, a quienes ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías.
Hechos 2:36.


Lectura diaria: Hechos 2:1-40. Versículo principal: Hechos 2:36.


REFLEXIÓN


Al igual que Pedro nos corresponde a nosotros los cristianos, los que ya conocemos y hemos vivido con el Señor, levantarnos y hablar con denuedo de Él. Darlo a conocer para que se cumpla la Escritura “y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor” (Fil. 2:11).

Los apóstoles estaban reunidos todos en el mismo lugar cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos y los llenó con su presencia (vv. 1-4). De ahí en adelante vemos la transformación de Pedro: el discípulo miedoso, avergonzado de “su Maestro”, que lo había negado tres veces, se levanta y como el más versado e intelectual toma la vocería de sus compañeros y les da tremenda lección a todos los que se agolparon a observarlos. Fue tan directo y vivo el mensaje que conmovidos preguntaron: “–Hermanos, ¿qué debemos hacer?” (v. 37).

Se acerca la Semana Santa: tiempo donde se conmemora la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesucristo; aprovechemos este momento para dejar a un lado la timidez y cobardía “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio” (1 Ti. 1:7), y proclamar con valor a nuestro Rey y Salvador. Si nos sentimos débiles, cansados, agotados, sin fuerzas, o creemos que no seremos capaces, pidámosle al Espíritu Santo que nos llene con toda su plenitud (Ef. 5:18). La llenura del Espíritu es una orden que se nos da, precisamente porque Dios sabe de nuestra condición y la necesitamos al igual que Pedro, los discípulos y demás personas que se encontraban en aquel aposento.

No dejemos escapar las oportunidades. Es tiempo de buenas noticias. Hay que publicarlo, hay que divulgarlo. Llegó la hora en que todos tienen que saber que ese Jesús que fue crucificado, Dios lo ha hecho Señor y Mesías para la humanidad.


Amado Jesús: Llénanos de tu Santo Espíritu y permite que seamos portadores de tu mensaje vivo y real para que todos conozcan que eres el Salvador del mundo y lleguen a tus pies.


Un abrazo y bendiciones.

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