sábado, 3 de marzo de 2012

Buscando al Señor

–Hoy ha llegado la salvación a esta casa –le dijo Jesús–, ya que este también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del hombre vino a buscar y salvar lo que se había perdido.
Lucas 19:9-10.


Lectura diaria: Lucas 19:1-10. Versículos principales: Lucas 19:9-10.


REFLEXIÓN


Se puede tener de todo en la vida pero siempre existirá un vacío espiritual. Se puede ser muy bueno, no hacerle mal a nadie y practicar la misericordia; ser excelente trabajador, padre o hijo, pero sin no se tiene al Salvador del mundo todo esto no sirve de nada. Puede ser al revés: ser indiferente, vago, supersticioso, irresponsable; incluso asesino o violador, de todas maneras se necesita quien venga en su rescate. Zaqueo era el jefe de los recaudadores de impuestos, labor que tenía muy mala fama en esos tiempos y se tenía como hombre pecador. Este Zaqueo era tan pequeñito que quiso subirse a un árbol para poder ver al Señor de cerca. El Señor mira hacia arriba y le dice: “–Zaqueo, baja enseguida. Tengo que quedarme hoy en tu casa” (v. 5). Estas palabras dieron para que la gente murmurara cómo Jesús se iba con semejante pecador, pero el Señor sabía muy bien lo que estaba haciendo: permitiendo que Zaqueo lo conociera para que encontrara la salvación, porque precisamente el vino en rescate de lo perdido. Muy seguramente Zaqueo a pesar de estar gozando en medio de su mundo, sentía la necesidad de encontrar algo que lo llenase de verdad. Tenía hambre y sed de Dios y pudo comprobar entonces, que el amor del Señor es mejor que la vida (Sal. 63:3), y que ninguna otra cosa creada se puede comprar o comparar con tan anhelado acierto.

Así es; el Señor Jesús viene a dar nueva vida a todo el que se acerque a Él. Viene a llenar todo vacío emocional y espiritual que se tenga; viene a perdonar pecados y restaurar vidas apagadas, enfermas o estresadas. Solamente hay que disponerse y no dejar pasar la ocasión de mirarle personalmente para obtener lo que ofrece incondicionalmente.

Puede que hoy también sea para ti la oportunidad de ver a un Mesías diferente; al Hombre que dio su vida para librarte de las garras del infierno y llevarte a lugares celestiales más adelante. Hoy es el día de salvación para ti. El Señor te dice: “No temas, porque hoy a llegado la salvación a tu casa”. De ti depende si le dejas seguir o le cierras la puerta. Si es tu deseo podemos orarle así:


Amado Señor: Gracias por permitirme conocerte y saber quien eres en verdad. Toma mi vida, te la entrego para que seas mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados y hacerme completamente nuevo sin recordar mi pasado. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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