sábado, 17 de marzo de 2012

Ovejas de su redil

Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.
Juan 10:27.


Lectura diaria: Juan 10:1-30. Versículo principal: Juan 10:27.


REFLEXIÓN


¡Es inconfundible! Cualquiera que haya recibido al Señor en su vida reconocerá su voz, porque Él nos habla. El Espíritu Santo nos da la capacidad de discernir y de entender sus mensajes de amor, de prevención, de fortaleza y de obediencia; todos estos tributos juntos, para comprender la entrañable grandeza de nuestro Dios al volver sus ojos hacia un mundo pecador y por ende vislumbrar con mayor razón el misterio de la salvación (Ef. 3:5-6).

Somos las ovejas de su prado; tenemos la capacidad de escucharlo y verlo cuando nos hallamos en perfecta comunión con Él. Cuando disponemos el corazón para oír el ruido más imperceptible y en ocasiones, cuando la algarabía es tal, que solo basta un segundo de silencio para saber que nuestro amado Pastor se encuentra ahí. Nos habla muy quedo como en el fugaz destello de un rayo o como en el rugido imponente de su trueno. La oveja del Señor le conoce y le sigue. Es el inicio de su libertad y de una nueva esperanza “Se moverá con entera libertad y hallará pastos (v. 9b).

Dispongámonos a abrir nuestros oídos a su voz si en verdad somos las ovejas de su redil. Seguro que se nos abrirán también los ojos y el entendimiento para contemplar los verdes pastos donde nos llevará a descansar; los manantiales de sus tranquilas aguas que infunden nuevas fuerzas. Encontraremos también, el cayado del pastor que nos guiará por sendas tenebrosas.


Señor: Sensibiliza nuestro corazón para que al abrir los ojos cada día podamos observar tus maravillas; reconocer que estamos vivos y que aún escuchamos tu voz para seguirte.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: