miércoles, 14 de marzo de 2012

Solamente tú, Señor

–Señor –contestó Simón Pedro–, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Juan 6:68.


Lectura diaria: Juan 6:60-71. Versículo principal: Juan 6:68.


REFLEXIÓN


Ante las dificultades diarias que todos enfrentamos, el mundo ofrece muchas alternativas: el sicólogo, el siquiatra, el consejero espiritual, el brujo, el santo de turno, etc.; pero definitivamente, el único que puede arreglar nuestras cargas es el Señor Jesús.

Es muy fácil cuando se está pasando adversidad en el campo financiero, físico o emocional, dejarse llevar por cualquiera de estas opciones. Pero cuando se conoce al Señor, cuando ya existe una relación estrecha con Él, sucede exactamente como Pedro; nos preguntamos: “¿A quién iré Señor? Si solamente tú tienes palabras de vida eterna. Si no lo haces tú quien eres el Todopoderoso, ¿quién puede hacerlo?”. Y no es porque no se crea que el Señor tiene todo el poder para hacerlo, es porque como somos tan impacientes y carnales queremos que todo sea para “ya”. Se nos olvida que los tiempos del Señor no son los nuestros y si no existe una creencia bien cimentada, Satanás que no desperdicia ocasión logrará su objetivo desviándonos la mirada hacia lo que a él le conviene. No quiero decir con esto que no necesitamos los servicios profesionales de sicólogos o siquiatras cuando la ocasión lo amerita; sería como decir también que tampoco necesitamos a los médicos o a los abogados. Lo que deseo dar a entender es que al que primero debemos recurrir es al Señor Jesucristo y pedirle dirección en el asunto. Si estamos en sintonía total con el Rey del universo, nos guiará con su Santo Espíritu hacia el mejor. Tampoco quiero decir que nos llevará hacia el brujo o espiritista porque esto es abominación hacia Él y su Palabra no es contradictoria; muy claro se nos manda: “No tengas otros dioses además de mí” (Éx. 20:3; Dt. 5:7); “Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o a su hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos. Cualquiera que haga estas cosas se hará abominable al Señor” (Dt. 18:10-12).

Podemos tener la certeza que cuando nos acercamos a Dios, Él nos guiará hacia toda verdad. La opción por el Señor es la excelente. Descartemos cualquier otra alternativa por simple o buena que nos parezca, porque el Señor es la mejor respuesta a nuestra vida.


Señor: Solamente tú tienes palabras de vida eterna. ¡Solamente tú Señor! Solo tú puedes cambiar vidas; tú eres el único que tienes poder para hacerlo.


Un abrazo y bendiciones.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buena reflexion. .ha bendecido mi alma...Dios te bendice estimada Hermana!

Unknown dijo...

Muy buena reflexion. .ha bendecido mi alma...Dios te bendice estimada Hermana!

Dora C. dijo...

Gracias Marcela. Bendiciones en tu vida