viernes, 9 de marzo de 2012

Compartiendo al amigo

Felipe buscó a Natanael y le dijo: –Hemos encontrado a Jesús de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la ley, y de quien escribieron los profetas.
Juan 1:45.


Lectura diaria: Juan 1:43-51. Versículo principal: Juan 1:45.


REFLEXIÓN


Cuando Felipe conoció al Señor Jesús quiso que su amigo Natanael también lo hiciera. Fue hasta él y le dio buenas noticias. ¡Es rico compartir noticias agradables! Y esto fue lo que hizo Felipe. Jesús ya había escogido a sus primeros discípulos, lo vemos en los versículos 35-42 de este mismo capítulo. Ellos se convirtieron en sus más allegados, en sus amigos predilectos junto con el resto de los doce. Jesús se encontró con Felipe y simplemente le dijo: “–Sígueme” (v. 43b). Fue tanto el impacto que tuvo en él, que no se pudo quedar callado y con gozo quiso compartirlo. Era haber encontrado lo que todos esperaban en esa época: ¡el Mesías anunciado desde los tiempos de Moisés! ¡Imposible callar tal acontecimiento! Y tenía que empezar por los suyos.

Natanael no le creyó, pues pensaba que de Nazaret no podría salir nada bueno (posiblemente sabía que el Cristo tendría que nacer en Belén); sin embargo, cuando el Señor vio a Natanael lo recibió con un comentario halagador: “–Aquí tienen a un verdadero israelita, en quien no hay falsedad” (v. 47). Imaginemos la cara que puso este hombre al ver que Jesús le conocía: ¿de asombro? ¿De alegría? ¿De incredulidad? No entendía nada, así que le preguntó: “-¿De dónde me conoces?” (v. 48) y para que no le quedara la menor duda, el Señor le responde:” –Antes de que Felipe te llamara, cuando aún estabas bajo la higuera, ya te había visto” (v. 48b). ¡Era increíble! Más de lo que Natanael esperaba escuchar; le bastó para reconocerle como ¡el Hijo de Dios, el Rey de Israel! (v. 49). Natanael comprobó algo maravilloso, sin embargo Jesús le dijo que en el futuro vería cosas asombrosas y según nos lo relata el mismo Juan en el capítulo 21, Natanael le vio después de su resurrección y participó del desayuno cuando la pesca milagrosa.

Reflexionemos sobre la importancia de no quedarnos callados; de llevar a otros a los píes del Señor y seguro que les pasará como a Natanael, verán y experimentaran cosas asombrosas, porque el Señor es experto en asombrarnos día a día. Quizá tenemos al amigo(a) íntimo pero al que nunca le hemos dado las “Buenas Nuevas” del Señor Jesús. Es tiempo de hacerlo ya. Muy seguramente estará esperando que alguien le hable de algo nuevo para su vida y Jesús lo es.


Amado Señor: Enséñanos a llevar tu mensaje de amor y salvación a las personas que más queremos y nos son especiales; queremos compartir con ellas el gozo de conocerte.


Un abrazo y bendiciones.

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