lunes, 12 de marzo de 2012

Buscar el buen camino

Así dice el Señor: “Deténganse en los caminos y miren; pregunten por los senderos antiguos. Pregunten por el buen camino, y no se aparten de él.
Jeremías 6:16.


Lectura diaria: Jeremías 6:16-23. Versículo principal: Jeremías 6:16.


REFLEXIÓN


Por más que se quiera doblegar la carne y hacer múltiples sacrificios pensando que de esta manera se alcanzará la vida eterna, no sirve de nada porque lo que vale ante Dios es un corazón contrito y humillado, a ese no lo despreciará Él (Sal. 51:17). Dice el Señor más adelante: “¿De qué me sirve este incienso que llega de Sabá, o la caña dulce de un país lejano? Sus holocaustos no me gustan; sus sacrificios no me agradan” (v. 20). Comúnmente se oye el refrán: “Todos los caminos conducen a Roma”; sí, tal vez a Roma pero hacia la vida eterna no, porque solo existe uno. Jesucristo afirmó ser el camino (Jn. 14:6), no un camino, solamente el camino. No existe otro por más que queramos dar vueltas y vueltas y sacar conclusiones humanas que solamente dejarán más lejanía que cercanía. “Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida” (Jn. 5:24). Ese Camino es el único que puede dar vida y vida eterna. Él vino a conducirnos por el buen camino porque: “Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros” (Is. 53:6).

El Señor nos insta a buscar el buen camino, el correcto; no los del mundo porque un ciego no puede guiar a otro ciego porque ambos caerán al hoyo. ¡Son guías ciegos! (Mt. 15:14) no se puede confiar en ellos. Hay muchos perdidos que andan buscando el sendero correcto; otros hay, que lo conocían pero se desviaron. Todos tienen que encontrar el buen camino y no apartarse de él. Y si Jesús dijo ser ese camino, entonces es el correcto. Quien se acerca a Él no será rechazado. Hay que aceptarlo en la vida personal y comprobar que andando de su mano es la mejor manera de no desviarnos.


Amado Señor: Gracias por guiarnos hacia el camino verdadero y llevarnos contigo hacia la patria celestial.


Un abrazo y bendiciones.

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