¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable.Isaías 40:28.
Lectura diaria: Isaías 40:1-31. Versículo principal: Isaías 40:28.
REFLEXIÓN
Quizá no sabemos en verdad ni nos hemos enterado quién es en realidad nuestro Dios. Tal vez nuestra mente no alcanza a comprender la magnitud de su grandeza y poder. Sus atributos rebosan todo conocimiento y son difíciles de descifrar. El hombre, creado por Él, es insignificante; es como la hierba que se seca y la flor que se marchita. Aparece majestuoso pero su gloria no perdura (vv. 6-8). Esto sucede así para que en algo tratemos de entender que el Poderoso, el Rey de reyes, es quien gobierna con su brazo omnipotente; es el Gran pastor que está pendiente de su rebaño, recogiendo sus ovejas esparcidas o heridas para llevarlas en su regazo (v. 10), porque su misericordia y amor también son incomparables. Él, el Soberano, el Altísimo, impartió conocimiento a su antojo y puso como quiso montañas, cerros, llanos y laderas. Nadie fue su consejero ni a nadie consultó porque su inteligencia es inquebrantable. Y pregunta: “¿Acaso no lo sabían ustedes? ¿No se habían enterado? ¿No se les dijo desde el principio? ¿No lo entendieron desde la fundación del mundo?” (v. 21). Como quien dice: –desde tu nacimiento mis obras hablan por sí mismas, y tú ¿por qué no te habías dado cuenta de ello? –. ¡Nuestro Dios es incomparable! ¡A su infinidad de estrellas ordena y a cada una la llama por su nombre, sin que falte ninguna de ellas! (v. 26). ¿Existe alguien que lo pueda imitar?
¿A quien más vamos a rendirle pleitesía? ¿A quién vamos a adorar y a amar? Oigamos lo que nos dice a través de su Palabra, el mandato más importante: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Mc. 40:30). Sí, hasta donde nos dé capacidad nuestra mente, amemos al Señor integralmente porque lo merece. Reflexionemos; démonos un tiempo para ver su grandeza, para escuchar su voz y entender en algo, quién es en verdad nuestro Dios y Señor.
Digno eres Señor de recibir todo honor, gloria, honra y alabanza porque todas las cosas incluyéndonos nosotros; proceden, existen y son para ti.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario