sábado, 18 de febrero de 2012

Pescadores de hombres

–No temas, desde ahora serás pescador de hombres –le dijo Jesús a Simón.
Lucas 5:10b.


Lectura diaria: Lucas 5:1-11. Versículo principal: Lucas 5:10b.


REFLEXIÓN


Todos hemos sido llamados quizá cansados, con mucho trabajo e incluso con cargas pesadas que son por lo general el tren rutinario de una persona. Así lo estaban Simón (Pedro), Juan y Jacobo en su oficio de pescadores. Eso es lo bonito: cuando creemos que ya las fuerzas se acaban para continuar, o en momentos que tal vez, pensamos que lo tenemos todo y no se necesita a nadie porque somos autosuficientes, aparece Dios en nuestras vidas para llenar esos vacíos emocionales, físicos y espirituales que como todo ser tenemos (vv. 4-7).

No importa el estado en que nos hayamos encontrado cuando sucedió el milagro de conocer al Señor Jesús: le conocimos y le seguimos convirtiéndonos en sus discípulos. Ahora, cuenta para Dios que somos sus hijos y a la vez sus siervos: “Me dijo: “Israel, tú eres mi siervo; en ti seré glorificado”. Y respondí: “En vano he trabajado; he gastado mis fuerzas sin provecho alguno” (Is. 49:3-4). Más adelante nos compromete con lo siguiente: “No es gran cosa que seas mi siervo…Yo te pongo ahora como luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra” (Is. 49:6). Y así es. Es un compromiso ineludible que todo cristiano tiene con el Señor: proclamar el evangelio de salvación llevando luz a un mundo oscuro, lleno de tinieblas. Es la gran comisión que Jesús nos dejó antes de subir al cielo: “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones” (Mt. 28:19). Nuestra misión consiste en ser pescadores de hombres.

Reflexionemos sobre lo siguiente: si le conocimos y le recibimos, somos sus discípulos; si somos sus discípulos, nos convertimos en sus siervos; si somos sus siervos, le obedecemos; si le obedecemos, cumplimos su mandato; si cumplimos su mandato, muchos llegarán a sus píes.


Amado Señor: Enséñanos a llevar tu mensaje por donde quiera que pasemos, teniendo compasión de todos aquellos que están cansados y agobiados de su peregrinaje en esta tierra de dolientes. ¡Queremos ser luz para ellos!


Un abrazo y bendiciones.

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