jueves, 23 de febrero de 2012

Mujer agobiada

El Señor te llamará como a esposa abandonada; como a mujer agobiada de espíritu, como a esposa que se casó joven tan solo para ser rechazada –dice tu Dios–.
Isaías 54:6.


Lectura diaria: Isaías 54:1-8. Versículo principal: Isaías 54:6.


REFLEXIÓN


Desafortunadamente en nuestra sociedad la mujer todavía es discriminada en muchas áreas y se le mira con algo de insuficiencia por el machismo desbordado de los hombres. Si esto es así, con mujeres talentosas e instruidas en estratos altos, muchísimo más se nota en mujeres con poca instrucción que han tenido que soportar la violencia intrafamiliar y que no son valoradas en lo más mínimo por sus cónyuges o compañeros.

El Padre eterno, el Dios Omnipotente y Sapientísimo conoce su condición y para ella también hay palabras de esperanza, de amor incondicional y de perdón: “No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud, y no recordarás más el oprobio de tu viudez” (v. 4). Mujer: ¿te han humillado y maltratado porque no tuviste la oportunidad de una mejor educación; o porque no le diste a tu esposo el hijo que él tanto deseaba? ¿O porque quedaste viuda y desamparada? O simplemente “por nada”, ¿has sido humillada con palabras soeces e intimidada y aniquilada en tu área afectiva, sicológica y física? Aquí está el Señor hablándote: “Porque el que te hizo es tu esposo; su nombre es el Señor Todopoderoso. Tu Redentor es el Santo de Israel; ¡Dios de toda la tierra es su nombre! (v. 6).

Y si tu condición ha sido más difícil aún porque has tenido que vender tu cuerpo por necesidad o porque te indujeron a ello, ¡no temas mujer! Todos te condenan como si estuviesen libres de pecado; te señalan con el dedo por pecadora. El Señor Jesús también vino en rescate tuyo y te susurra amorosamente: “Ahora vete y no vuelvas a pecar” (Jn. 8:11). El Señor vino a sanar toda dolencia física, emocional, espiritual o material. Él te da la verdadera libertad; te llama, no para maltratarte, humillarte o avergonzarte. Te llama para sanarte y restaurarte; para hacerte una persona completamente libre. ¡Hoy es tu día! ¡Escucha su voz!


Amado Señor: Te doy gracias por haber creado a la mujer con dones especiales; gracias porque cada una de ellas tiene una virtud especial que tú le has conferido y gracias especialmente porque viniste a restituirlas y darles un puesto honorable dentro de la sociedad.


Un abrazo y bendiciones.

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