sábado, 11 de febrero de 2012

La oración al Dios de mi vida

Cual siervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser.
Salmo 42:1.


Lectura diaria: Salmo 42:1-11. Versículo principal: Salmo 42:1.


REFLEXIÓN


“Que de día el Señor mande su amor, y de noche su canto me acompañe” (v. 1). Suceda lo que suceda; venga lo que venga, lo más importante es buscar al Señor siempre. Derramar todo el llanto a sus píes y no tener por qué angustiarse o inquietarse sabiendo que el Señor aun en la tragedia está presente porque Él es la esperanza viva. “¡Él es mi Salvador y mi Dios!” (v. 5).

Mientras que tengamos al Señor, no importa lo que estemos viviendo. Él es la fuente inagotable de vida y así los demás no entiendan nuestra fe y nos critiquen sin comprender por qué seguimos ahí, lo que interesa es saber que contamos con su amor y su dulce compañía. Todo lo bueno o malo que nos suceda, hace parte del plan que Dios nos tiene preparado y seguro que son planes muy buenos: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes –afirma el Señor–, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jer. 29:11).


Esta es la oración al Dios de mi vida: que de día el Señor mande su amor, y de noche su canto me acompañe.


Un abrazo y bendiciones.

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