El Señor ama la justicia y el derecho; llena está la tierra de su amor.Salmo 33:5.
Lectura diaria: Salmo 33:1-22. Versículo principal: Salmo 33:5.
REFLEXIÓN
Sabemos que Dios da el libre albedrío a todo ser humano; sabemos también que es por su voluntad que las personas tienen cargos de autoridad, pero ¡ay de los que gobiernan injustamente! Si creemos que sus fechorías pasarán como si nada estamos completamente equivocados. Dios sí está al frente de esas situaciones y en su momento actuará y de qué manera. Dios es un Dios justo y por ende ama la justicia. Su trono está cimentado precisamente sobre la justicia y el derecho; y tiene como heraldos al amor y a la verdad (Sal. 89:14). Ésta es la esperanza del desvalido: “El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos” (Sal. 103:6). El hacer justicia engrandece a una nación: “La justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos” (Pr. 14:34).
Desafortunadamente lo que menos se proclama es la justicia social y de ahí que surjan tantos movimientos clandestinos tratando de hacerla a su modo. Dice la Biblia lo siguiente y nosotros deduciremos: “El producto de la justicia será la paz; tranquilidad y seguridad perpetuas serán su fruto” (Is. 32:17). Ahora bien, podemos decir muy orondos:. De ninguna manera se está libre de practicarla; al contrario, sea donde sea y en el puesto que sea, siempre se requiere de la justicia. Tiene que haber justicia en el hogar, en la iglesia, en la sociedad como tal, en la vecindad y en cualquier estamento institucional. Ni siquiera necesitamos salir de nuestra casa para practicarla. La justicia va de la mano con el amor, la verdad y la misericordia; si no tenemos también la misericordia nos quedará difícil ser justos.
Así que propongámonos a practicar la justicia para agradar a Dios. Empecemos a sembrar nosotros mismos lo que queremos ver en los demás. Quizá de este modo, poco a poco llegará la paz tan anhelada.
Señor: gracias por enseñarnos a seguir la justicia en cualquier campo en que nos desempeñemos.
Un abrazo y bendiciones.
REFLEXIÓN
Sabemos que Dios da el libre albedrío a todo ser humano; sabemos también que es por su voluntad que las personas tienen cargos de autoridad, pero ¡ay de los que gobiernan injustamente! Si creemos que sus fechorías pasarán como si nada estamos completamente equivocados. Dios sí está al frente de esas situaciones y en su momento actuará y de qué manera. Dios es un Dios justo y por ende ama la justicia. Su trono está cimentado precisamente sobre la justicia y el derecho; y tiene como heraldos al amor y a la verdad (Sal. 89:14). Ésta es la esperanza del desvalido: “El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos” (Sal. 103:6). El hacer justicia engrandece a una nación: “La justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos” (Pr. 14:34).
Desafortunadamente lo que menos se proclama es la justicia social y de ahí que surjan tantos movimientos clandestinos tratando de hacerla a su modo. Dice la Biblia lo siguiente y nosotros deduciremos: “El producto de la justicia será la paz; tranquilidad y seguridad perpetuas serán su fruto” (Is. 32:17). Ahora bien, podemos decir muy orondos:
Así que propongámonos a practicar la justicia para agradar a Dios. Empecemos a sembrar nosotros mismos lo que queremos ver en los demás. Quizá de este modo, poco a poco llegará la paz tan anhelada.
Señor: gracias por enseñarnos a seguir la justicia en cualquier campo en que nos desempeñemos.
Un abrazo y bendiciones.
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