miércoles, 30 de noviembre de 2011

La Puerta de las ovejas

Yo soy la puerta; el que entre por esa puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos.
Juan 10:9.


Lectura diaria: Juan 10:1-21. Versículo para destacar: Juan 10:9.


ENSEÑANZA


Hay que buscar a Jesús para entrar por la verdadera puerta que nos conducirá a la salvación. No existe ninguna otra, aunque a veces creemos haberla encontrado y nos metemos por ella sin darnos cuenta del perjuicio recibido. Esto sucede cuando las personas ansiosamente buscan algo de qué cogerse ante las dificultades de la vida y se encuentran de la noche a la mañana metidas en espiritismo, brujería o santería religiosas que le hace mucho daño y llevan a la perdición. Por eso el mismo Señor más adelante dice quién es el destructor interesado en desviar a la gente de la puerta correcta: “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir, yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (v. 10). Quien entra por la puerta debida se moverá libremente; Jesús lo libera no solo del peso de sus pecados sino también de sus pensamientos y de sus pesadas cargas. Tendrá el alimento exacto porque es también Jesús quien se encargará de suministrárselo. Su bendita Palabra lo deleitará y al igual que un niño busca complacencia en el dulce, el también endulzará su alma aún mayor que con el mejor manjar natural existente que es la miel: “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Son más dulces que la miel a mi boca!” (Sal. 119:103). Su palabra es el mejor pasto que tendrá para crecer vigorosamente y poder gozar de la plenitud de la vida; la vida abundante que vino a ofrecernos cuando le recibimos. Todo es una secuela: entrar por la puerta correcta; comer el alimento correcto y después gozar de los delicados pastos en que nos hace reposar, también con la vida correcta que llevamos. Dejémonos guiar por el mejor Pastor que cuida con abnegación a sus ovejas: Jesucristo el Señor.


Somos dados a criticar a los que andan en otros rebaños equivocadamente pero tampoco hacemos nada para atraerlos al redil verdadero. En nosotros está encauzar esas ovejas desviadas hacia la verdadera puerta. Tal vez es la situación en la que te encuentras abocado: estás ansioso, nervioso e incluso estresado porque los problemas acechan y no hayas descanso para ti. Hoy Jesús quiere que toques esa puerta para Él abrirte y dejarte seguir. ¿Deseas hacerlo? Te puedo sugerir una oración para que entres a formar parte de su rebaño. Podemos orar así:


Amado Jesús: Yo te necesito y con urgencia requiero entrar por la puerta que me ofreces para hallar descanso a mi alma agotada y fatigada. Decido aceptarte como mi Señor y Salvador. Toma mi vida y hazme de acuerdo a tu santa voluntad. Perdona mis pecados y dame de esos pastos tuyos. Gracias Señor por venir a mí y por perdonarme. Gracias por permitirme reposar en los verdes prados de tu redil. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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