viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Es el Señor tu Dios verdadero?

Nuestro Dios está en los cielos y puede hacer lo que le parezca.
Salmo 115:3.


Lectura diaria: Salmo 115:1-11. Versículo para destacar: Salmo 115:3.


ENSEÑANZA


Tal pareciera que al hombre no le bastara Dios. Siempre Dios ha tenido que estar reprendiéndole y recordándole que solamente a Él se le adora; pero no, el Señor pasa a un segundo plano y por encima de Él están los diferentes ídolos que inundan al ser humano. Eso sí, son estas personas las que están listas a caernos encima cuando ven que nuestra vida no marcha sobre ruedas como si la soberanía de Dios no contara o como si más bien fuésemos los que tuviéramos que incriminar al Señor por lo que nos pasa o nos deja de pasar. “¿Dónde está su Dios?” (v.2). Está en el cielo y puede hacer lo que le plazca porque es el Dios soberano de todo cuanto hay y cuanto existe. Ellos están mirando la viga que hay en el ojo ajeno pero no se dan cuenta que los de ellos están llenos de astillas que no los dejan ver (Mt. 7:5). Son estas mismas personas las que se enorgullecen de sus ídolos; las que ponen sus miradas en obras hechas por manos humanas (v. 4), ídolos que no pueden ver, ni oír, ni palpar, ni caminar, ni hablar por más que tengan ojos, oídos, manos, píes y bocas labradas sea en oro, plata, barro o madera porque no son más que eso: figuras humanas trabajadas con las manos de algún artesano y sin embargo, ¡estos ídolos sí valen! Según ellos.

Desde el comienzo Dios nos ha mandado a adorarlo solamente a Él, es el primer mandamiento: “No tengas otros dioses además de mí. No te hagas ningún ídolo”; “No te inclines delante de ellos ni los adores” (Dt. 20:3-4 y 5). Las palabras del Señor durante su ministerio en la tierra cuando le preguntó un maestro de la ley qué tenía que hacer para heredar la vida eterna fueron: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente” (Lc. 10:27), esto es tener la mente, el corazón y el sentimiento puestos únicamente en Él. Confiando plenamente en sus designios y sabiendo que todo nos ayudará para bien (Ro. 8:28), y que no nos mandará una prueba más allá de lo que podamos resistir y si nos la manda nos dará también la salida (1 Co. 10:13b). Como conclusión, los cristianos debemos tener la certeza de en quién hemos creído. ¿Por qué dejarnos llevar por el mundo y poner la mirada en otros dioses que nos desvían del camino? Para el cristiano verdadero esto no tiene lógica, o está con el Señor o no lo está; el que no recoge, esparce (Lc. 11:23). Entonces reflexiona: ¿es el Señor, tu Dios verdadero?


Te invito a que conozcas al Dios Todopoderoso, Sublime y Majestuoso. Él quiere darte vida y salvación a través de su Hijo Jesucristo. ¿Quieres recibirle en tu corazón? Con una oración puedes hacerlo, te sugiero una como ésta:


Señor Jesucristo: Yo te necesito. Reconozco que eres Dios y moriste en una cruz por mí. Te entrego mi vida para que seas mi Señor y Salvador personal. Perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Señor por perdonarme y darme la vida eterna contigo. Gracias por enseñarme a vivir dependiendo exclusivamente de ti. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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