sábado, 5 de noviembre de 2011

Saber disfrutar siempre

Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando te lleguen los malos, piensa que unos y otros son obra de Dios, y que el hombre nunca sabe con qué habrá de encontrarse después.
Eclesiastés 7:14.


Lectura diaria: Eclesiastés 7:10-18. Versículo para destacar: Eclesiastés 7:14.


ENSEÑANZA


El apóstol Pablo nos dejó al respecto varias lecciones empezando cuando dijo lo siguiente: “He aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. Sé lo que es vivir en pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez” (Fil. 4:11-12). ¿Qué quiere decir esto? Simplemente que hay que disfrutarlo todo y la única manera de lograrlo es llenándonos de gozo. El corazón alegre es remedio (Pr. 17:22), nos da vida, belleza (Pr. 15:13). Las dificultades y preocupaciones tienden a reflejarse en el rostro, pero mientras optemos por estar gozosos acatando la orden también escrita por Pablo (Fil. 4:4; 1 Ts. 5:16), podemos continuar. La alegría es fruto del Espíritu Santo; sembremos la semilla del Espíritu para obtener el fruto del gozo y de la paz, que no nos lo dan ni la riqueza, ni los honores. Porque se puede tener mucho pero con corazón amargado y ¿esto de qué vale? El secreto también radica en otra lección dejada por el mismo apóstol: “Den gracias a Dios en toda situación porque esa es su voluntad” (1 Ts. 5:18). Cuando aprendemos a dar gracias, estamos exaltando el nombre del Señor y su poder empieza a manifestarse de manera asombrosa.

Como conclusión yo diría que nos llenemos del Espíritu (Ef. 5:18), de esta manera cosecharemos su fruto completo (Gál. 5:22-23), le sonreiremos a la vida y disfrutaremos de ella.


Si tienes en el corazón a Cristo puedes tener el gozo permanente que se reflejará en tu rosto porque el Espíritu Santo también está ahí y lo tienes disponible para ti. Si no lo tienes, te invito a hacer una corta oración como la que te sugiero:


Amado Jesús: Te entrego mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados y hazme de acuerdo a tu santa voluntad. Te doy gracias por venir a morar conmigo, por perdonarme y limpiarme, y por darme todo el poder de tu Santo Espíritu para aprender a llevar una vida llena de su fruto. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: