domingo, 27 de noviembre de 2011

La Luz del mundo

–Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 8:12.


Lectura diaria: Juan 8:12-20. Versículo para destacar: Juan 8:12.


ENSEÑANZA


Jesús lleva luz donde hay tinieblas. Anterior a afirmar Jesús que Él es la luz del mundo, vimos en el devocional de ayer, cómo el Señor se manifestó ante la mujer adúltera. Ella se encontraba en un mundo oscuro, envuelto de pecado y Jesús vino a llevarla hacia la luz. Físicamente es difícil andar en la oscuridad; si lo hacemos tropezamos con todo y hasta podemos caernos; exactamente sucede en la oscuridad espiritual y el único que puede darnos de esa luz es el Señor Jesús. Él lo dijo: “El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

Si somos seguidores del Maestro, no tenemos por qué andar en oscuridad porque si Él es luz nosotros también lo somos: “Ustedes son la luz del mundo” (Mt. 5:14). Hay que demostrarle al mundo que esa luz que brilla en cada uno de los creyentes puede iluminar también sus vidas sumergidas en densa penumbra. El Señor en su ministerio fue criticado duramente por los fariseos y escribas que supuestamente eran tan “dignos” y “santos” que ni miraban al pecador. Jesús cambió esa tónica y se reunía con pecadores y mujeres adúlteras, comía con aquellos que eran señalados con el dedo como personas menos confiables. ¿Por qué? Porque precisamente esa era su misión: llevar luz donde hubiera oscuridad. Al igual nosotros no sacamos nada con decir que somos cristianos y nos encerramos, sin permitir que los de alrededor conozcan la luz de Jesús que llevamos dentro. Si somos luz, debemos reflejar al mundo eso mismo. Dejar que los destellos se desborden por donde quiera que pasamos y no seamos egoístas: compartámosla.


Quizá estás sumido en una noche tenebrosa, llena de afanes, indecisiones, incertidumbres y para ti, todo es absolutamente oscuro. Quizá estás al borde de quitarte la vida porque tus problemas son mayores y no encuentras una salida. Déjame compartirte al buen Jesús que vino a morir por el amor tan grande que te tiene. Él es luz y quiere prodigarte sus fulgores para que empieces una nueva vida a su lado. Ten la seguridad que si lo sigues no vas a seguir andando en oscuridad. El Señor te mostrará cuánto te ama y jamás te dejará. ¿Quieres aceptarle en tu corazón? No vas a perder nada y sí ganarás mucho. Yo te puedo guiar con una corta oración. Dile sinceramente así:


Señor Jesús: Creo en mi corazón que eres el Hijo de Dios vivo que vino a morir por mis pecados y que resucitaste para darme vida eterna contigo. Hoy decido aceptarte como mi Señor y Salvador personal. Perdona mis pecados; sácame de esta oscuridad en que me encuentro y hazme como quieres que yo sea. Gracias Señor por hacerlo. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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