miércoles, 1 de diciembre de 2010

La perla y la mariposa

Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente.
3 Juan 2.


Lectura diaria: 3 Juan: 1-15. Versículo del día: 3 Juan 2.


ENSEÑANZA


Tanto la perla como la mariposa nos dejan lecciones que pueden servirnos para nuestra vida espiritual. Ambas al terminar su concepción son brillantes y apetecidas. Leí que “Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas”. Las perlas son fruto del dolor. La ostra destila en su interior una sustancia llamada nácar y cuando un granito de arena se cola dentro de ella, ese nácar lo va cubriendo poco a poco en diferentes capas hasta lograr un resultado magnífico: una bella y codiciada perla. Así es nuestra vida. ¿Cuántas veces hemos sido acusados injustamente? U ¿Otras tantas se nos ha herido con palabras más fuertes que una bofetada? ¿Cuántos golpes adversarios han llegado y calado hasta lo más profundo de nuestro ser? Entonces, somos como ostras de las cuales Dios quiere formar en nosotros la piedra más preciosa para que seamos ante los demás fruto codiciable. Y si lo vemos desde el ángulo de la mariposa, éste es su ciclo:los huevos; gusano o larva; capullo; crisálida y mariposa. Después de estar el huevo, se pasa al gusano; en esta etapa suceden cinco fases diferentes donde cada vez se va cambiando de piel; esto es la muda. Enseguida viene la etapa del capullo. El gusano de seda por ejemplo, por debajo de la boca tiene un aparato que es llamado hiladora por donde sale una baba que al contacto con el aire se solidifica y produce un hilo de seda hermoso, de esta manera va tejiendo el capullo. Sin embargo ahí no termina su esplendor. Dentro del capullo ocurre la gran trasformación a través de la fase que se llama crisálida y por la cual aquel feo gusano arrastrado, se va transformando en mariposa. Por último, protegida dentro del capullo de seda la crisálida adopta una forma nueva y al cabo de unos días nace como una hermosa mariposa, donde vuelve a comenzar el ciclo de la vida. ¿Hemos sido menospreciados por falta de estudio, de fama, de poder o de dinero? ¿Tuvimos que arrastrarnos y humillarnos muchas veces ante los demás? No importa. Para Dios somos lo más preciado y hermoso; ¡somos la niña de sus ojos! Después de transformados en pintorescas mariposas no volvamos a arrastrarnos cual gusanos, levantémonos y con alas coloridas demostrémosle al mundo nuestra bella creación. Somos nuevas creaturas, lo viejo ha pasado (2 Co. 5:17), y ahora somos los encargados de seguir el círculo, sembrar nuevas semillas (huevos), para que estos a su vez continúen la buena obra del Señor. Recuerda, tu vida cristiana puede transformarse en una delicada perla y en una esplendorosa mariposa. Déjate pulir por la divina mano del Maestro para que se cumpla en ti, el versículo del día.


Un abrazo y bendiciones.

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