viernes, 10 de diciembre de 2010

Invitaciones tradicionales

También habían sido invitados a la boda Jesús y sus discípulos.
Juan 2:2.


Lectura diaria: Juan 2:1-12. Versículo del día: Juan 2:2.


ENSEÑANZA


Cuán equivocados estamos cuando creemos que no debemos asistir a una boda, un bautizo, una primera comunión, un aniversario, un cumpleaños, un sepelio, etc. Al comienzo de mi vida cristiana por falta de conocimiento sobre el verdadero cristianismo, caí en ese error y es lamentable. El Señor poco a poco fue enseñándome que precisamente toda actividad en la que esté presente, puede y debe ser para la gloria y honra de Él. El Señor debe ocupar el primer lugar y ser el primer invitado de honor. No estamos llamados a llevar luz donde ya existe; tenemos que proveerla es en las tinieblas. Allí es el lugar para estar porque es donde nos necesitan con más urgencia. El testimonio nuestro es clave y con bondad y mansedumbre respetar sus creencias y rituales pero teniendo el discernimiento y la sabiduría propia del creyente para sí es el caso, hablar sobre lo que afirma la Palabra de Dios; Él mismo se encargará de tocar corazones (la Palabra de Dios no regresa vacía). El hombre por naturaleza convive con los demás y no podemos apartarnos de la familia y amistades por el hecho de ser cristianos; al contrario, hacer notorio el cambio transformador positivamente en la nueva persona que Dios nos ha convertido es glorificador para Dios y halagador para nosotros. Como buenos obreros, la tarea a seguir es ser labradores del reino eterno. Esto es, no desaprovechar las ocasiones para dejar regada la semilla de la obra redentora de Jesús. Pidámosle al Señor, actuar siempre con cordura y trasparencia sin dejar a un lado todas aquellas actividades que pueden ser tradicionales pero que en últimas son las que unen y acrecientan los valores que se dejan a los hijos como legado. El Señor fue a la boda y allí se produjo un grandioso milagro; la conversión de un ser es otro grandioso milagro y estos encuentros pueden ser semilleros de conversión. Utilicémoslos para la honra y gloria de nuestro Señor Jesucristo.


Un abrazo y bendiciones.

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