viernes, 17 de diciembre de 2010

Solo basta una ración

–Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, -pero ¿qué es esto para tanta gente?
Juan 6:9.


Lectura diaria: Juan 6:1-15. Versículo del día: Juan 6:9.


ENSEÑANZA


Ver la multiplicación del pan es asombroso. Puedo dar testimonio de ello perfectamente porque en los tiempos de crisis en especial cuando mis hijos estaban en la universidad y traían a algún compañero para estudiar con ellos, yo sabía que el alimento era escaso y oraba al Señor para que me lo multiplicara y siempre sucedió así. Al igual que hizo con sus discípulos de preguntarles dónde conseguiría pan para tanta gente solo por probarlos (vv. 5-7), permite que nosotros pasemos por ciertas dificultades para comprobar hasta dónde llega nuestra fe. Hubo tanta gente reunida allí, escuchando las enseñanzas del Señor que el mismo Felipe dudó de poderlos alimentar a todos. Sin embargo, cada uno de los presentes recibió su buena porción e incluso sobró al punto de llenar doce canastas. Es importante anotar la actuación de Andrés quien puso a disposición de Jesús lo único con lo que contaban y Él se encargó de hacer el resto. Es el mismo caso relatado en 1 Reyes 17:7-16, cuando la viuda de Sarepta a causa de la sequía no tenía más que “un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en el jarrón” (v. 12); el profeta Elías le trasmitió el mensaje del Señor diciéndole que no se agotaría la harina de la tinaja ni se le acabaría el aceite, hasta el día en que volviera a llover y así sucedió. Solo basta un mendrugo de pan para que Dios actúe y se glorifique. Nosotros somos los encargados de poner el granito porque el Señor se manifestará y se engrandecerá a través nuestro y ese es su propósito. No temas si estás en dificultad financiera o pasando los desastres invernales. Quizá todo o aparentemente todo ha sido arrasado por las aguas y no tienes nada para tus hijos. Dios no te dejará sola(o) y no te abandonará; sus ángeles (la multitud que se ha volcado a ayudar), te harán llegar el alimento, el abrigo y la manta hasta que cese el invierno. Es tiempo de buscarlo con más esmero y recordar que apartados de Él no podemos hacer nada. Busquémosle en medio de la sequía o de la calamidad. Amado Señor: Que estos milagros nos sirvan de ejemplo para acudir a ti y saber que podemos soportar la prueba porque tú estás en medio de ella haciendo tu perfecta voluntad.


Un abrazo y bendiciones.


Nota: Recuerda que puedes convertirte en un angelito también, si te dispones a tender hoy la mano al necesitado.

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