viernes, 24 de diciembre de 2010

Navidad: regalo de Dios

Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposara sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.
Isaías 9:6.


Lectura diaria: Isaías 9:1-7. Versículo del día: Isaías 9:6.


ENSEÑANZA


El profeta Isaías predijo el nacimiento de Jesús, más o menos unos quinientos años antes de que sucediera. El evangelista Lucas nos relata este acontecimiento sucedido en Belén de Efrata como estaba profetizado también (Mi. 5:2), cuando María y José tuvieron que ir hasta allí para cumplir con el censo y donde a María le llegó el tiempo del parto. Como no se encontró una posada para pasar la noche, tuvo que nacer en un humilde pesebre en medio de animales (Lc. 2:1-7). Dios Padre movió sus fichas para que todo sucediese en el tiempo y del modo profetizado. Nació Jesús, el Salvador del mundo y a pesar de ser el Rey de reyes no llegó al mundo como llegan los ricos monarcas de esta tierra; de la manera más humilde vino, para precisamente entregarnos a nosotros esa virtud. Hoy 24 de diciembre, víspera de Navidad, Dios quiere que nosotros nos regocijemos como lo hicieron los pastorcitos que fueron a visitarlo. Humildemente se acercaron hasta el gran Mesías para ver y comprobar que lo dicho por el ángel era cierto (Lc. 2:11). Estos pastores no dudaron en seguir las instrucciones del ángel e ir a su encuentro y glorificar a Dios por tan precioso regalo. Ese Jesús que nació hace un poco más de dos mil años, también quiere que humildemente le reconozcas como tu Salvador y le dejes nacer en el pesebre de tu corazón, para que puedas ver y gozar las bondades de Dios y le glorifiques por los testimonios que llegues a conocer a través de Él. Es tiempo de navidad, época de regocijo, deseos de paz y bienestar; es el momento propicio para que tú que has dudado tanto, por fin aceptes ese presente de Dios. ¿Deseas hacerlo? Te invito a orar conmigo: Amado Jesús, hoy conmemorando un año más de tu llegada y entendiendo que eres el Mesías prometido, quiero entregarte mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Tómala Señor y haz de mí la persona que deseas que yo sea. Gracias por venir a redimirme y darme una nueva vida contigo. En tu nombre Jesús, amén. Ahora más que nunca puedo decirte: FELIZ NAVIDAD, que el gozo del Señor en tu vida, permita que resplandezcas en medio de la oscuridad.


Un abrazo y bendiciones.

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