sábado, 11 de diciembre de 2010

Hay que nacer del Espíritu

–De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios –dijo Jesús.
Juan 3:3.


Lectura diaria: Juan 3:1-3. Versículo del día: Juan 3:3.


ENSEÑANZA


La conversación de Jesús con Nicodemo quien era maestro de Israel es de los pasajes más relevantes del Evangelio. Nicodemo siendo todo un erudito de la ley no logra captar las palabras del Señor y es que aún todavía para la gente, le es difícil entender que hay que nacer del Espíritu como nos lo mandó el Maestro. Muchos preguntarán al igual que Nicodemo: “¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer? ” (v. 4). El Señor le responde: –Yo te aseguro que quien no nazca del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios… Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu” (v. 5-6). ¿Cómo nacemos de nuevo? En realidad el hombre no lo entiende pero es muy simple, solamente con recibir al Señor Jesús en nuestro corazón basta. Juan 1:12 dice: “Mas a cuantos le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”. En la carta a los romanos Pablo nos lo confirma: “Ésta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo” (Ro. 10:9-10). No lo entendemos porque el Señor lo refirió así en el pasaje de lectura: “El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y para dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu” (v. 8). Te invito a que hoy nazcas de nuevo; con una sencilla oración de fe creyendo en tu corazón basta. Puedes orar de este modo: Señor Jesús, no entiendo muy bien lo de nacer de nuevo, pero creo en mi corazón que eres el Hijo de Dios, muerto y resucitado para mi bien. Te acepto en mi vida como Señor y Salvador. Entra en mí, perdona mis pecados y dame la vida eterna. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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