martes, 13 de julio de 2010

No sólo hay que reconocer la falta

Es cierto que he pecado contra el Señor, Dios de Israel.

Josué 7:20

Lectura diaria: Josué 7:16-25. Versículo del día: Josué 7:20.

ENSEÑANZA

En mis lecturas diarias hoy me encontré con dos historias que me conmovieron: una la del pecado de Acán, cuando tomó parte del botín de guerra que debía haberse destruido completamente como era la orden del Señor y no obedeció. La otra, el pecado del rey David, cuando despreció la Palabra del Señor y teniendo muchas mujeres a su disposición, mandó matar a Urias uno de sus soldados para tapar el haberse acostado con su esposa. En los dos casos la mano del Señor recayó sobre ellos, aunque más drásticamente en Acán. Acán reconoce que pecó contra el Señor pero en ninguna parte se nos muestra que pidió perdón a Dios, ni se humilló ante Él arrepentido por su falta. David por el contrario, no sólo reconoce su transgresión sino como vemos en el Salmo 51, lo confiesa bien arrepentido y le pide perdón a Dios “Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos” (Sal. 51:1-3). Estos dos ejemplos nos dejan la enseñanza que no vale solamente reconocer la falta sino también que haya un arrepentimiento genuino y sincero pidiendo perdón. En el caso de Acán, murió por su pecado y en el del rey, siguió viviendo. De todas maneras, desafortunadamente las consecuencias quedan. Ante la agresión no solamente es válido lo anterior con Dios sino también con los hombres. Si vemos que hemos ofendido a una persona, debemos reconocerlo y pedir perdón con arrepentimiento sincero; si lo hacemos, nos quitaremos un peso de encima. Y si el asunto es con Dios, con mayor razón; dice Proverbios 28:13: “Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón”. Aprendamos entonces la lección: no basta con reconocer la falta, hay que pedir perdón con arrepentimiento sincero.

Un abrazo y bendiciones.

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