jueves, 29 de julio de 2010

Cuidado con los falsos maestros

Y es que hay muchos rebeldes, charlatanes y engañadores.
Tito 1:10.


Lectura diaria: Tito 1:6-16. Versículo del día: Tito 1:10.

ENSEÑANZA

No sé a ciencia cierta si estaremos en el final de los tiempos, pero continuamente nos encontramos con falsos maestros que lo único que hacen es destruir el verdadero mensaje de salvación dejado por el Señor Jesucristo. En Discovery se está anunciando el programa de un hombre que dice ser Jesús. Según él, el Señor en el año 2007 vino y le infundió su espíritu. La Biblia siempre nos exhorta a no dejarnos engañar: “—Tengan cuidado de que nadie los engañe —les advirtió Jesús—. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: "Yo soy el Cristo" y engañarán a muchos” (Mt. 24:4-5); creo que no solamente en los últimos tiempos surgirán estos falsos hombres sino que a lo largo de toda la historia aparecerán, porque siempre habrá incautos y débiles que se dejarán arrastrar y confundir. Dice el verso 11 de Tito: “A ésos hay que taparles la boca, ya que están arruinando familias enteras al enseñar lo que no se debe; y lo hacen para obtener ganancias mal habidas”. De ahí la importancia de no quedarnos callados y dejar solo para nosotros lo que sabemos. El hombre está hambriento de Dios, quiere refugiarse en algo que le dé una nueva visión a su vida y está tratando de llegar a Dios por diferentes caminos. Sabemos que el único camino es Jesucristo, entonces debemos ser más agresivos y decididos para compartir del Señor, sin permitir que otros los alcancen y guíen por sendas equivocadas. Es la única manera de taparles la boca. Hay ciertos parámetros que debemos tener en cuenta para conocer mejor a quienes nos dirigen espiritualmente: anciano intachable, esposo de una sola mujer; hijos creyentes libres de libertinaje. No arrogante, ni iracundo, ni borracho, ni violento, ni codicioso de ganancias mal habidas. Debe ser hospitalario, amigo del bien, sensato, justo y disciplinado. Ceñirse estrictamente por la Palabra de Dios para que enseñe a otros una sana doctrina (Ti. 1:6-9). Si alguna duda tenemos al respecto, consultemos con la Biblia para quedar tranquilos. Aprendamos entonces a tener discernimiento sobre quienes nos lideran por una parte; y por la otra, no dejando de cumplir el mandato de la “gran comisión”, encomendada por el mismo Señor Jesucristo antes de partir al cielo, para que otros no vengan a suplantarlo.

Un abrazo y bendiciones.

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