domingo, 11 de julio de 2010

La confianza del justo

El justo se renueva como el follaje.

Proverbios 11:28.

Lectura diaria: Proverbios 11:1-31. Versículo de día: Proverbios 11:28.

ENSEÑANZA

La Biblia nos da ejemplos de renovación a lo largo de ella. Cuando ponemos la mirada en el Señor y volcamos nuestra confianza en Él, seremos como aquel árbol plantado junto al agua, donde sus raíces se extienden hacia la corriente y sus hojas permanecen enverdecidas (Jeremías 17:7-8). No solamente se nos compara con el follaje sino que también nos dice que si confiamos en el Señor seremos como las águilas “Él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas (Sal. 103:5). Recordemos que las águilas son en su especie el animal que más años dura. Más o menos unos setenta años, pero no todos son muy placenteros: a los cuarenta, ya está envejecida y tiene que decidirse entre continuar o dejarse morir. Entonces, decidida vuela a la cumbre más alta y opta por tumbar su pico, lo cual logra a consta de picotazos contra el peñasco; luego sí con su nuevo pico, se quita las garras y el plumaje viejo. Este proceso le lleva unos cinco meses, en los que está apartada pero que después le concederá sus siguientes años de vida. Tanto como en el ejemplo del follaje como en el de las águilas, vemos que tiene que haber un proceso de dejar lo marchito, lo envejecido, lo agotado, para que vuelva a renacer y salir lo brillante, lo nuevo. El cristiano tiene que pasar también por esas etapas de romper y dejar atrás todo lo que le esté haciendo daño en su vida espiritual, quizá sean las riquezas, porque pone su confianza en ellas; o pueden ser también vicios o costumbres que lo atan al pasado y no lo dejan avanzar llevando una vida espiritual mediocre y sin ánimo. Indaguemos lo que nos está frenando pidiéndole al Espíritu Santo que escudriñe todas las áreas de nuestra vida para no permitir que nos quedemos parados. Si crees que ya estás acabado, agotado y sin ímpetus para seguir adelante, recuerda que Dios quiere que empieces a botar ese follaje marchito y oscurecido; esas garras oblicuas y alas envejecidas para darte nuevas fuerzas y como justo que eres ante Él, vuelvas a tomar el rumbo y sigas brotando como el verdor del pasto, levantándote con nuevas fuerzas, porque tienes que terminar el propósito de vida que Dios tiene para ti, aquí en la tierra.

Un abrazo y bendiciones.

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