viernes, 9 de julio de 2010

Verdadera libertad

Si con Cristo ustedes ya han muerto a los principios de este mundo, ¿por qué, como si todavía pertenecieran al mundo, se someten a principios tales como: No tomes en tus manos, no pruebes, no toques?
Colosenses 2:20-21.

Lectura diaria: Colosenses 2: 6-23. Versículo del día: Colosenses 2:20-21.

ENSEÑANZA

Cristo vino a darnos libertad. Antes de conocerlo estábamos cautivos por el pecado pero ahora con Él tenemos la verdadera libertad. ¡Somos libres! Del pecado y de la muerte. ¡Gracias a Dios por ello! Como consecuencia de esta libertad, nadie puede imponernos cargas. Pablo lo deja escrito muy claramente, entonces ¿por qué nos sometemos a los principios del mundo y nos dejamos llevar por cosas que no tienen fondo espiritual y si nos van acarrear problemas? El verso siguiente añade que son cosas vanas que van a desaparecer con el uso. Ejemplos varios tenemos dentro del seno de muchas iglesias especialmente en cuanto al vestuario y a los adornos en las mujeres y en los hombres con el cabello. Juan enseña “Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Jn. 8:32). Pero para ser verdaderamente libres, tenemos que conocer a Cristo y antes de conocerle, aceptarle en nuestra vida. No podemos decir que conocemos a una persona simplemente porque hemos oído hablar de ella o por simple referencia; sólo la conocemos de verdad, cuando nos relacionamos mutuamente y sabemos de sus gustos, sus afectos, cualidades, etc. De igual modo nos sucede en la relación con el Señor. Dice Juan: “si se mantienen fieles a mis enseñanzas” siendo esta la manera de irle conociendo. Aparte, no solamente eso, sino que también precisamente no nos dejaremos meter “goles” con vanos principios como los descritos anteriormente. Busquemos la verdadera libertad a través de la Palabra de Dios y no permitamos que el mundo a través de las personas y sus atracciones; ni el demonio con pensamientos y actitudes propias que nos esclavizan; ni la carne porque como concluye Pablo el capítulo, la naturaleza pecaminosa es muy fuerte; nos roben la verdadera libertad alcanzada, subyugándonos nuevamente. De nosotros depende si los dejamos fluir o tenemos la entereza para frenarlos.

Un abrazo y bendiciones.

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