miércoles, 20 de mayo de 2009

Nunca digas: ¡me vengaré!

Nunca digas: ¡Me vengaré de ese daño! Confía en el señor y él actuará por ti.

Proverbios 20:22.

Hay personas tan difíciles para nosotros que se convierten en un aguijón continuo. Si bien es cierto que no somos moneditas de oro para caerle bien a todo el mundo (esto es entendible), también es cierto que hay personas que se gozan con el mal ajeno y aplican muy bien aquel dicho de “al caído, caerle”.

Creo que a todos nos ha pasado que ante estas circunstancias, quisiéramos y casi y casi que exigirle a Dios: “¡extermínalo!” “¡Acábalo!”. El rey David le oraba a Dios así. “¡Levántate, Señor, en tu ira; enfréntate al furor de mis enemigos! ¡Despierta oh Dios e imparte justicia!”. Salmo 7:6

Si, esto es lo que deseamos cuando nos dejamos llevar por la ira. Pero el Señor dice: “Mía es la venganza, yo pagaré”. Cuando tomamos las riendas y queremos ser nosotros directamente los vengadores, entorpecemos el camino de Dios y muy seguramente, se voltearán los malos deseos en contra de nosotros. Jesús nos mandó amar a nuestros enemigos y así no lo entendamos debemos hacerlo.

Oremos por ellos de la manera que lo hizo el Señor: “perdónalos porque no saben lo que hacen” y dejemos que sea Él, quien entre a implantar justicia.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios:

Hazme entender que exclusivamente dependo de Ti

Señor, recuérdame lo breve que será mi tiempo sobre la tierra. Recuérdame que mis días están contados, ¡y cuán fugaz es mi vida! La vida que...