miércoles, 13 de mayo de 2009

No tienes excusa, tú que juzgas a los demás

Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas.

Romanos 2:1.

¿Por qué juzgas a los demás? Nosotros, no somos los llamados a juzgar las acciones de los demás. Quizá, podemos hacer una crítica constructiva, pero aún así, como dijo el Señor en el Sermón del Monte: “¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que tienes en el tuyo? Lucas 6:41. Jesús lanza el calificativo de ¡hipócrita! Y en realidad en eso nos convertimos cuando juzgamos a nuestro prójimo, porque somos iguales.

Cuando alguien actúa incorrectamente, según nuestro proceder no podemos ver más allá de nuestros propios ojos. En una ocasión supe sobre un conductor que iba como flecha veloz por la carretera cometiendo muchas imprudencias. Y ahí, se nos presenta como en bandeja de plata, una de las ocasiones más propicias para desenfrenar la lengua. Empezamos a murmurar y sacar conjeturas llenas de necedades sin saber a ciencia cierta, qué le ocurría a este hombre. Pues bien, su cabeza estaba en mil partes a la vez, necesitaba llegar con urgencia a su casa porque había ocurrido una desgracia. Muchas veces tenemos que ponernos los zapatos de la otra persona, para ser compasivos y no juzgar a priori.

Jesús nos enseñó a ser misericordiosos, fraternales, amables. ¿Cuántos homicidios no suceden por la intolerancia? Y la intolerancia viene básicamente por prejuzgar. Vemos en los demás grandes defectos. Pueden ser insignificantes pero para nosotros son un elefante. Lo más seguro es que tengamos esos mismos defectos, sólo que para nosotros son intrascendentes, no valen nada. ¡Con la medida que midamos, también se nos medirá!

Piensa: más te demoras en juzgar, que tú caer en lo mismo. No porque lo diga yo. Lo dice muy claro el apóstol Pablo “al juzgar a otros te condenas a ti mismo”. Actualmente, tenemos un caso que es comidilla de todo el mundo: El Padre Alberto. Cada cual da su criterio y ¡por Dios! ¡Cuántos han sido despiadados con él! Pero cuántos de éstos han sido peor. Quien se crea libre de pecado, que tire la primera piedra.

También dice el Señor en Lucas: “Den y se les dará”. Fijémonos: si juzgamos, recibimos juicios. Pero si en vez de esto, damos amor, misericordia, perdón; vamos a recibir nuestra recompensa, porque eso también recibiremos.

Un abrazo y bendiciones.

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